El medio de comunicación de la Industria del Plástico

Condiciones ambientales perfectas

La presencia de los polímeros compostables cada vez es mayor en las industrias de envase y embalaje, textiles, higiene, bienes de consumo y agrícolas, entre otros. Pero, ¿cuál es su comportamiento en condiciones ambientales distintas a las de una planta de compostaje industrial?
En 2018, el Parlamento Europeo desarrolló la Estrategia Europea para el Plástico en una Economía Circular. Esta iniciativa contempla el aumento de dicho material con propiedades compostables, además de que considera las oportunidades y los riesgos en el mercado.
La falta de un etiquetado y marcaje, así como un sistema de acopio y tratamiento de residuos, supone una importante pérdida de recursos. Y aunque la Estrategia Europea apuesta por la aplicación de plásticos biodegradables o compostables en algunas aplicaciones, aún se debe demostrar su comportamiento y sus consecuencias.

Desintegración física de un polímero compostable

En un estudio reciente, AIMPLAS sometió un film hecho con polímero compostable a condiciones de compostaje industrial, doméstico, a escala de laboratorio (sólido sintético enriquecido) y de suelo (ambiente natural) con dos temperaturas diferentes. Además, evalúo los efectos ecotoxicológicos en el medio ambiente tras el proceso de disgregación.
La investigación estableció dos factores principales en la desintegración de un biopolímero compostable (mezcla de PLA y PBTA). Por un lado, la agresividad del medio (que se asocia a la actividad microbiana) y, por otro, la temperatura.
El ambiente más agresivo (el sólido sintético enriquecido) propició un grado de desintegración del 96.09%, mientras que el compostaje natural de origen vegetal y el suelo normalizado, alcanzaron el 87.76% y 72.05%, respectivamente, a una temperatura termófila de 58°C.
Cabe señalar que a una temperatura mesofílica de 25°C, los materiales no mostraron muestras de desintegración física.
Para efectos ecotoxicológicos se sembró una especie vegetal de rápido crecimiento (Ray Grass) en el medio donde se produjo la disgregación. Ninguno de los ambientes en los que se desintegró el polímero produjo un efecto tóxico y la biomasa vegetal germinó y alcanzó un índice de crecimiento por encima del 90%, en comparación con el sustrato de referencia. 

Limitación en el uso de bioplásticos

Este aspecto supone un mayor problema en el comportamiento de los materiales plásticos compostables en condiciones ambientales adversas, puesto que no se biodegradan.
En la actualidad existen organismos internacionales para certificar los productos biodegradables. El etiquetado ecológico es una herramienta funcional, además de las normativas que se aplican en diferentes medios.
DIN-CERTCO y TÜV Austria, por ejemplo, ofrecen a los fabricantes y proveedores la posibilidad de comunicar, y aseguran a sus clientes sobre la calidad de sus productos. De esta forma, se especifica cuál es el ambiente adecuado para la biodegradación del producto al final de su vida útil.
La etiqueta ecológica más común asegura la compostabilidad de un producto en plantas (a una temperatura aproximada de 60°C).

Observaciones finales

Un material compostable en condiciones de compostaje industrial puede no serlo en compostaje doméstico. La temperatura, entre otros aspectos, difiere de manera considerable (25°C, en doméstico).
El sector de la acreditación se extiende y evoluciona para asegurar la biodegradación en otros ambientes, de forma que los materiales y productos biodegradables obtengan una certificación en suelo, mar o agua dulce.
No obstante, los proveedores que inviertan en incorporar esta funcionalidad a sus productos, deben alentar al consumidor a no abandonar sus residuos en el mar, en masas de agua natural o en la superficie terrestre.

Análisis y servicios tecnológicos

AIMPLAS es uno de los laboratorios reconocidos por TÜV Austria. El Instituto Tecnológico del Plástico, ubicado en España, ayuda a los fabricantes en el proceso de gestión de los diferentes tipos de etiquetas ecológicas.
Con la certificación núm. 56/LE156, en conformidad con la normativa EN ISO/IEC 17025, la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC), valida el laboratorio.

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