¿En verdad tenemos una cuchara de microplásticos en el cerebro? expertos cuestionan estudio

En las últimas semanas, diversos medios de comunicación han difundido titulares alarmantes que aseguran que los seres humanos podríamos tener el equivalente a una cucharada de microplásticos en el cerebro. Esta afirmación, basada en un estudio publicado en Nature Medicine, ha generado gran preocupación pública. Sin embargo, expertos han comenzado a cuestionar la validez de los resultados, señalando posibles errores metodológicos y datos potencialmente exagerados.

Imágenes duplicadas

Matthew Campen, toxicólogo y profesor de Ciencias Farmacéuticas en la Universidad de Nuevo México, así como autor principal de la investigación, reconoció recientemente que el artículo incluye imágenes duplicadas. Si bien estas duplicaciones no invalidan por completo los hallazgos, podrían haber contribuido a sobreestimar la cantidad de microplásticos detectada en el cerebro humano.

Las imágenes en cuestión muestran partículas de tejido cerebral humano post mortem, analizadas para determinar su composición química. Estas duplicaciones fueron señaladas por primera vez a principios de este mes en un comentario anónimo publicado en PubPeer, un sitio especializado en revisión científica post-publicación.


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Campen confirmó la duplicación de tres conjuntos de imágenes, tanto en una declaración enviada a The Transmitter como en su respuesta dentro de PubPeer. “Estas imágenes de ATR-FTIR [una técnica de química analítica] se ensamblaron sin la debida atención al detalle”, admitió el investigador.

No, los seres humanos no ingieren el equivalente a 50 bolsas de plástico al año

Posibles errores metodológicos y falsos positivos

Más allá de las imágenes duplicadas, otros científicos han expresado dudas sobre la metodología del estudio. Martin Wagner, profesor de biología en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, señaló que las imágenes presentadas “son solo ejemplos de las partículas analizadas” y advirtió que los autores podrían haber “sobreestimado enormemente la masa de microplásticos”.

Para cuantificar microplásticos en tejidos biológicos, se deben separar correctamente las partículas de plástico del material orgánico mediante procesos como digestión química o separación por densidad. Luego, se analiza la composición mediante técnicas como la espectroscopía o la pirólisis-cromatografía de gases-espectrometría de masas (GC-MS), método utilizado por el equipo de Campen.

Aunque este enfoque es efectivo para detectar microplásticos y nanoplásticos diminutos, también presenta un alto riesgo de falsos positivos si las muestras no son limpiadas adecuadamente. El tejido cerebral, en particular, contiene lípidos con espectros similares al plástico polietileno, lo que puede llevar a errores en la identificación.

“Es un problema grave en la investigación de microplásticos”, afirmó Oliver Jones, profesor de química en el Real Instituto Tecnológico de Melbourne. Coincidiendo con Wagner, advirtió que la mayoría del supuesto plástico identificado era polietileno, lo cual sugiere que las muestras no fueron purificadas correctamente antes del análisis.

¿Realmente tenemos microplásticos en el cerebro?

Aunque el estudio ha puesto sobre la mesa una preocupación legítima sobre la exposición a microplásticos, los errores señalados por la comunidad científica invitan a la cautela. La posibilidad de que los datos hayan sido exagerados —por imágenes duplicadas y metodologías cuestionables— pone en duda la magnitud del problema tal como fue presentado inicialmente.

Es crucial continuar investigando los posibles efectos de los microplásticos en la salud humana, pero con métodos rigurosos y transparentes que permitan obtener conclusiones confiables y libres de alarmismo.

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