Investigadores de la Universidad RMIT de Melbourne, Australia, la Universidad Metropolitana de Tokio y el Instituto KAITEKI de Mitsubishi Chemical desarrollaron una nanotextura antibacteriana para envases de plástico rígido basada en la estructura de las alas de los insectos que pueden matar las bacterias tirando de ellas, estirándolas o cortándolas.
Nanomateriales pueden combatir a las superbacterias
Las alas de las libélulas y las cigarras están cubiertas de nanopilares, que son puntas romas de tamaño similar a las células bacterianas. De acuerdo con el equipo de investigación, cuando las bacterias se asientan en el ala, el patrón de los nanopilares separa las células, lo que a su vez rompe sus membranas y las mata. Investigaciones anteriores han examinado el potencial de los nanomateriales para combatir las superbacterias, como las resistentes a los antibióticos.
“Es como estirar un guante de látex. A medida que se estira lentamente, el punto más débil del látex se volverá más delgado y eventualmente se rasgará”, explicó profesora Elena Ivanova de la Universidad RMIT, líder de la investigación.
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El equipo de Ivanova en la Universidad RMIT, el Grupo de Investigación de Materiales Mecanobactericidas, desarrolló una nanotextura que replicaba los nanopilares de los insectos, creando así sus propios nanopatrones. Luego, las propiedades antibacterianas de estos nanopatrones se monitorearon en la Instalación de Microscopía y Microanálisis de RMIT.
Los patrones antibacterianos más efectivos se compartieron posteriormente con el equipo de Japón, que desarrolló una forma de reproducir los patrones en polímeros plásticos. Finalmente, el equipo australiano probó los nanopatrones de plástico para identificar el que mejor reproducía las alas de los insectos y, al mismo tiempo, era más fácil de fabricar y ampliar.
Nanotextura efectiva hasta en 70% de las bacterias
Tras su investigación, el equipo encontró que la nanotextura desarrollada en el laboratorio mata hasta el 70% de las bacterias y, según se informa, conserva su eficacia cuando se transfiere al plástico. Los investigadores sugieren que la nanotextura podría usarse en empaques para reducir el desperdicio durante las exportaciones, ya que se pueden rechazar envíos completos si se detecta crecimiento bacteriano.
“Eliminar la contaminación bacteriana es un gran paso para extender la vida útil de los alimentos. Sabíamos que las alas de las cigarras y las libélulas eran asesinos de bacterias altamente eficientes y podían ayudar a inspirar una solución, pero replicar la naturaleza siempre es un desafío”, agregó Ivanova.