Una nota que atrae por sus consecuencias en la economía circular es la que menciona en su título que “hasta la Barbie se podrá reciclar”, y que preludia que la industria juguetera avanzará pronto hacia un modelo de desarrollo más sostenible, basado en la reutilización y el reciclaje de materiales. Como ocurre con otros residuos poco valorados, la mezcla de diferentes tipos de polímeros hace que la mayor parte de estos juguetes terminen en el vertedero.
La Fundación Ellen McArthur señala que: “…el 80% de ellos terminan en basureros, incineradoras o en el océano”. Los juguetes están diseñados para suscitar alegría, pero cuando cambian los intereses de juego del niño a menudo terminan como un desperdicio. Únicamente en Francia, más de 40 millones de juguetes se tiran cada año y en el Reino Unido casi un tercio de los padres han admitido que se deshacen de juguetes en buen estado, porque sus hijos han terminado de jugar con ellos”, subraya la organización enfocada a la economía circular.
De hecho, la firma Mattel fabricará su muñeca Barbie con material reciclado y antepondrá a sus intereses el respeto al medio ambiente. Por lo pronto, empezará a reciclar muñecas abandonadas y pasadas de moda este mismo año, bajo el lema Mattel Playback. Con ello, quiere enfatizar que la marca recuperará y reusará materiales de juguetes viejos para fabricar sus nuevos modelos de una forma más sostenible y no titubea en pedir a los poseedores de Barbies o cualquier otro juguete que ya no quieran conservar a que participen. Para reciclarlas tan sólo es necesario ir a la página de la empresa, imprimir una etiqueta de envío gratis y mandar los juguetes que se quieran arreglar. La campaña ya surtió efecto en Estados Unidos y Canadá, y no tarda en extenderse por Francia, Alemania y Reino Unido.
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Diversión que perdura
Otras dos líneas de productos de la marca: Matchbox y Mega, se adhieren a este espíritu. Inclusive Lego, por su lado, se envuelve en la bandera verde, y emplea desde 2018 materiales como el plástico a base de Polietileno vegetal y en ese mismo lapso lleva cambiando sus fichas de plástico por otras fabricadas con su plástico vegetal.
Mattel insiste que, hasta los materiales que no se puedan reutilizar para fabricar juguetes nuevos, se pueden aprovechar, incluidos otros productos plásticos. O, en todo caso, se valorizarán energéticamente. Y es que reciclar una muñeca de plástico parece una cosa de niños, pero entraña cierta dificultad.
La Fundación Ellen McArthur ha dejado claro en su web que, “para que la reutilización y el intercambio sean eficaces (¿quién no ha heredado los viejos playmobil de sus primos, hermanos, etc?), los juguetes deben poder repararse cuando se dañen».
Hoy por hoy, el 90% de los juguetes están hechos de plástico, “que puede ser un material muy duradero, pero a menudo frágil, y los juguetes rotos son los primeros en tirarse”.
En ese sentido, una empresa que está prosperando bajo la iniciativa Toy Rescue es la francesa Dagoma, que desarrolló un programa que refacciona con piezas de repuesto impresas en 3D para reparar juguetes rotos. Dicha firma cuenta con un catálogo imprimible de lo más variado: “desde brazos de muñeca a ruedas de coche… y así con todas las piezas que más se rompen de los juguetes más vendidos en los últimos 40 años”.
