La pandemia por COVID-19 sigue trayendo miles de lecciones a emprendedores y directivos. Una de ellas es que indudablemente todas las compañías, con años de antigüedad o nuevas, deben adaptarse a la Industria 4.0 y a la digitalización que esto representa, de lo contrario morirán sin remedio, asegura Víctor Salgado, consultor con experiencia en la asesoría de negocios pequeños y grandes en México.
El concepto de Cuarta Revolución Industrial o Industria 4.0 surgió hace varios años en los países más industrializados, pero en México se fue implementando a paso lento. Hasta que llegó la contingencia sanitaria y tuvo que acelerarse.
Se trata de un cambio tecnológico en la manera de producir, operar, hacer negocios y trabajar; un giro que incumbe a toda la cadena de producción.
Esta revolución está marcada por la aparición de nuevas tecnologías como la robótica, inteligencia artificial, analítica, impresión 3D, machine learning, nanotecnología y el Internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés).
Internet, motor de la Industria 4.0
Al comienzo del siglo XXI, sus usuarios eran menos de 50 millones. Hoy son alrededor de 4 mil 600 millones, más de la mitad de la población mundial. En México, el alcance de internet en este año, según el INEGI, es de más de 80 millones de personas; la mayoría accede a la red desde un dispositivo móvil.
Con la aparición del COVID-19 se posibilitó que las empresas y gobiernos explotaran más sus habilidades y recursos basados en internet, como las videoconferencias, videollamadas, transferencias de datos por mensajería digital, entre otros. La digitalización empresarial es necesaria para enfrentar crisis tan grandes como una pandemia.
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Salgado indica en 2023 se prevé que el gasto en tecnologías y servicios que habiliten la transformación digital en las empresas en todo el mundo ascenderá a 2.3 mil millones dólares, de acuerdo con la agencia de investigación Statista.
Retos y Beneficios
Según la consultora Deloitte, “la Industria 4.0 puede significar diferentes cosas para cada persona. Por ejemplo, para los empleados puede significar un cambio en el trabajo que van a realizar, mientras que para los clientes significaría una mayor personalización en los productos y servicios que satisfagan mejor sus necesidades”.
Es decir, tanto colaboradores como clientes deben dejar de verse como dos enormes grupos. Ahora cada individuo es diferente, con diferentes necesidades y los líderes deben enfocar sus estrategias en cada uno para poder mejorar procesos, productos y servicios, lo cual llevará a incrementar sus ventas.
Finalmente, el consultor señala que esta revolución tecnológica solo tendrá efectos positivos en las empresas si el gobierno federal y estatal diseñan políticas públicas para que apoyen a emprendedores y nuevos proyectos, como la reducción de trámites, reducción de impuestos en el uso de nuevas tecnologías y creación de programas de promoción de productos entre la población.