En este Plastirrelatos hablamos de una historia especial, la del blíster, que curiosamente se asocia con los primeros empaques de las pastillas anticonceptivas. El blíster es un envase plástico formado a partir de PET o de PVC, entre otros plásticos.
Como se sabe, los medicamentos son los pilares del sistema sanitario y los envases plásticos que los contienen juegan un papel primordial a la hora de garantizar la calidad, seguridad y fiabilidad de cada uno de ellos. La meta, siempre, es conservar las propiedades del medicamento intactas y asegurar la salud del paciente.
Muchos medicamentos se presentan en infinidad de formatos y éstos, a su vez, se envasan de maneras diferentes. Ya sea para sólidos, líquidos, cápsulas, gases, cremas o espray, cada medicamento supone necesidades que podrán cubrirse con un envase u otro.
La gran variedad se empaca en una diversidad impresionante de paquetes. Las dosis unitarias sólidas de productos farmacéuticos (cápsulas, supositorios, tabletas, entre otros) se empaquetan por lo común en un envase plástico llamado blíster. En Europa, aproximadamente el 85% de las dosis unitarias sólidas se envasan en blísteres. En cambio, en América del Norte, solo aproximadamente el 20%.
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Los blísteres son envases de plástico/papel/papel de aluminio preformados. El componente principal de un blíster es una cavidad o ampolla de plástico termoformado. Por lo común, cuenta con un respaldo de cartón o un sello de tapa de papel de aluminio o una película de plástico.
Los blísteres sirven para proteger a los medicamentos contra factores o influencias ambientales, como el oxígeno, la humedad y la contaminación durante períodos largos. Sólo así los ingredientes conservan los efectos que deben desarrollar una vez ingeridos.
En el entorno médico, el envase plástico-blíster más común es el llamado push-through-packaging (PTP), o “push through blister”, donde las cavidades se cierran mediante una lámina de hoja fina de aluminio de 18 a 25 micrómetros de espesor; al presionar la cápsula y romper el aluminio, el usuario libera la dosis. La unión entre el plástico y el aluminio se da mediante una laca termo-sellable aplicada sobre el aluminio. Esta es la manera más higiénica, limpia y protegida de empacar cápsulas y tabletas. La más conveniente.
La resistencia de los materiales utilizados en su fabricación convierte a los blísteres en envases idóneos para una amplia variedad de aplicaciones. Es decir, no sólo para medicamentos, sino para el envasado de equipos electrónicos o juguetes. Los hay también para infinidad de productos de papelería, de tlapalería, de tocador, de computación…, en fin.
Los blísteres eliminan la necesidad de usar cajas de cartón, lo que reduce los costes de envasado. Además, los envases se destinan a la comercialización directa (envases para la venta minorista). La maquinaria de envasado en blíster, o emblistadora, cierra el envase dentro del cual el blíster se une al material de recubrimiento, con frecuencia mediante termosellado.
La maquinaria se halla disponible en el mercado y es adecuada para los procesos de validación. Las emblistadoras pueden estar diseñadas para procesos de formado en caliente y en frío, para el procesamiento de diferentes películas convencionales: PVC, PVDC, PET, aluminio-aluminio y PP:
El blíster, generalmente de plástico transparente, permite que el producto sea visible y le da transparencia en el punto de venta, al tiempo que lo escuda de golpes durante el traslado y movimiento de mercancías.
Una historia embarazosa
La historia del blíster se remonta al año 1872, cuando el químico alemán August Wilhelm von Hoffman inventa el PVC. A pesar de su esfuerzo, el primer intento de este material resultó ser bastante inestable y fue perfeccionado después por dos inventores distintos –Friedrich Heinrich August Klatte, un químico alemán que desarrolló un modelo de producción de PVC en 1913, de fácil fabricación, y Waldo Lunsbury Semon, quien desarrolló, en 1926, una versión plástica del PVC, flexible, pero resistente.
En esos años muchas empresas en Europa y Estados Unidos se empezaron a fabricar máquinas de termoformado y fueron lanzando distintas versiones de este envase. A la fecha no se tiene muy claro dónde, quién, ni en qué fecha fue inventado el blíster. Hay quien piensa que antes del blíster existía un envase plástico parecido, pero hecho de cristal fino. Muchos comentaristas vinculan los inicios de los envases blíster farmacéuticos con el lanzamiento de los anticonceptivos, a principios de la década de los años 60.
Sin embargo, hay otro pretendiente al título del primer blíster en la industria Farmacéutica: El Melabon, que se empaquetó en un blíster despegable antes de que los anticonceptivos se empaquetaran en blísteres. No obstante, si uno define los blísteres farmacéuticos como PTP, entonces Melabon no califica. El blíster calendario, vinculado a los anticonceptivos orales, o «La píldora», es el que se lleva el título del primer blíster.
Para comprender completamente los envases de blíster farmacéuticos, conviene acercarse un poco a los antecedentes del desarrollo de “La Píldora”: En 1939, Russell Earl Marker, un químico estadounidense, fabricó con éxito progesterona sintética a partir de componentes químicos que se encuentran en el ñame silvestre mexicano.
En 1944, Marker cofundó Syntex con dos socios en la Ciudad de México. Dejó la empresa un año después. Syntex rompió el monopolio de las empresas farmacéuticas europeas sobre las hormonas esteroides. El precio de la progesterona se redujo casi 200 veces durante los siguientes ocho años.
En 1951, los químicos Carl Djerassi, Luis Miramontes y George Rosenkranz, de Syntex, sintetizaron en la Ciudad de México la primera progestina oral altamente activa, la noretindrona, y la firma comenzó a buscar socios para ayudar a desarrollar y comercializar este anticonceptivo.
En 1952 Frank Colton, químico jefe en GD Searle, sintetizó las progestinas oralmente altamente activas noretinodrel (un isómero de la noretindrona), en 1952, y norethandrolona en 1953.
Con ayuda del Dr. John Rock, Colton formuló el producto de Searle, Enovid 10 mg., que se empaquetó en una botella de vidrio, de color ámbar oscuro, aprobado por la FDA para el tratamiento de trastornos menstruales el 10 de junio de 1957. En seguida, Enovid 5 mg fue aprobado el 15 de febrero de 1961. A partir de entonces aparecieron las señales del enorme mercado potencial de “La Píldora”, y 13 compañías farmacéuticas importantes (nueve estadounidenses) desarrollaron sus propias versiones de anticonceptivos orales. Ortho Novum, Syntex y Parke Davis se sumaron poco después al mercado. En Europa, dos actores clave fueron Schering AG (Alemania) y Organon (Países Bajos).
En 1962, David P. Wagner diseñó para su esposa Doris, que era muy olvidadiza, el dispensador de píldoras anticonceptivas orales. Además, lo hizo muy discreto, un envase plástico del tamaño de un maquillaje compacto, con la idea de que las mujeres pudieran llevarlo en sus bolsos de mano. A Wagner se le otorgó la patente número 3.143.207, que le fue muy útil, porque la siguiente década se la pasó litigando contra compañías farmacéuticas que se querían agandallar, reclamando regalías y derechos de licencia.
A medida que los anticonceptivos iban ganando popularidad, las limitaciones de los frascos para ayudar a las mujeres a tomar los anticonceptivos en el momento correcto se hicieron evidentes y se potenció el ímpetu para el desarrollo de envases tipo blíster (o envase calendario).
En esos años entraron al mercado tres envases tipo blíster de anticonceptivos casi al mismo tiempo: Lyndiol, de Organon, Anovlar, de Schering AG y Novum, de Ortho, todas peleándose por un mercado que, hasta la fecha, no cesa de crecer.
En 1999, la diseñadora Martha Davis, el consultor de diseño Dan Formosa y Larry Lambelet de Ortho-McNeil desarrollaron un estuche exterior reutilizable llamado Personal Pak. Todavía tiene la forma circular original que creó Wagner, pero parece aún más discreta.
Por cierto, en 1993, The Economist nombró a la píldora anticonceptiva como una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, porque la gente comenzó a ver a las mujeres con mayor presencia. El envase plástico de la Píldora cambió la vida de las mujeres tanto como la Píldora misma. Si bien el paquete ha evolucionado y se ve diferente según la marca, David Wagner creó algo no solo para su esposa Doris, sino para todas las mujeres del planeta.