Un equipo de científicos de la Universidad de Zhengzhou y la Universidad de Australia del Sur (UniSA) ha desarrollado una película refrigerante biodegradable capaz de reducir pasivamente la temperatura superficial hasta 9,2 °C, sin necesidad de electricidad. Esta innovadora tecnología podría transformar la manera en que enfrentamos el calor urbano y reducimos el consumo energético.
Refrigeración pasiva de alto rendimiento y sin energía
El nuevo material, conocido como metapelícula, está fabricado con ácido poliláctico (PLA), un plástico biodegradable derivado de fuentes renovables como el maíz o la caña de azúcar. A través de una técnica de separación a baja temperatura, los investigadores lograron una estructura porosa y bicontinua que refleja hasta el 98,7 % de la luz solar, lo que genera un potente efecto de enfriamiento.
Durante las pruebas, la película alcanzó reducciones de temperatura de hasta 9,2 °C al mediodía, con descensos promedio de 4,9 °C durante el día y 5,1 °C por la noche, incluso bajo exposición solar directa. Además, demostró una potencia de enfriamiento de 136 W/m² y una conductividad térmica ultrabaja de 0,049 W/m·K, gracias a su porosidad del 84,6 %.

Durabilidad y resistencia en condiciones extremas
A diferencia de otros materiales biodegradables que pierden eficacia en entornos reales, esta metapelícula mantuvo su rendimiento tras simulaciones de hasta ocho meses de exposición UV y 120 horas en ambientes ácidos extremos. Su estructura interna cristalina –con un 29,7% de cristales estereocomplejos– le otorga una resistencia superior y una estabilidad térmica y química excepcionales.
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“La mayoría de los sistemas actuales de refrigeración pasiva utilizan polímeros de origen petroquímico que generan residuos. Con esta solución basada en PLA, ofrecemos una alternativa sostenible, altamente eficiente y completamente biodegradable”, explicó el doctor. Xianhu Liu, de la Universidad de Zhengzhou.
Reducción del consumo energético en ciudades calurosas
Simulaciones por computadora revelan que el uso de esta película en techos y estructuras urbanas podría reducir el consumo anual de energía para refrigeración hasta en 20,3 % en ciudades como Lhasa, China. Esta reducción no solo representa un ahorro económico significativo, sino también una oportunidad para disminuir la huella de carbono en zonas con alta densidad poblacional.
“Esta tecnología no se queda en el laboratorio: es escalable, duradera y lista para la implementación real”, afirmó por su parte el profesor Jun Ma, de UniSA.
Aplicaciones más allá de la construcción
Gracias a su versatilidad, la metapelícula biodegradable también podría aplicarse en sectores como el transporte, la agricultura, la electrónica e incluso la biomedicina. Los investigadores exploran su uso en vendajes inteligentes con regulación térmica para acelerar la recuperación de heridas.
Además, el proceso de fabricación es sencillo y adecuado para producción a gran escala: el PLA se disuelve en cloroformo, se cristaliza a –20 °C y se mezcla con etanol para inducir la separación de fases antes del secado final.
Una alternativa sostenible frente al cambio climático
En un contexto de crisis climática y aumento del consumo energético global, esta tecnología abre nuevas posibilidades para refrigerar sin contaminar, ofreciendo una opción real y escalable frente a los sistemas tradicionales que dependen de electricidad.
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