Un error matemático llevó a conclusiones exageradas sobre los supuestos riesgos para la salud que implican las espátulas y otros productos de plástico negro comúnmente utilizadas en las cocinas.
Los editores de la revista de química ambiental Chemosphere publicaron esta semana una corrección sobre un estudio que informa que los retardantes de llama tóxicos de los productos electrónicos terminan en algunos productos domésticos hechos de plástico negro, incluidos los utensilios de cocina.
Este estudio provocó una avalancha de notas alarmantes en medios de comunicación en los que se recomendaba a las personas que se deshicieran de sus espátulas y cucharas de cocina.
Luego de que la investigación fuera revisada por expertos, los autores del reporte reconocieron que se cometió un error matemático que una vez corregido reduce el riesgo estimado del uso de este tipo de utensilios de plástico en un orden de magnitud.
Un error que llevó a la exageración
En concreto, los autores calcularon que si un utensilio de cocina contenía niveles medios de un retardante de llama tóxico clave (BDE-209), el utensilio transferiría 34.700 nanogramos del contaminante al día basándose en el uso habitual al cocinar y servir comida caliente.
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A continuación, los autores compararon esa estimación con un nivel de referencia de BDE-209 considerado seguro por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de los Estados Unidos. El nivel seguro de la EPA es de 7.000 ng (por kilogramo de peso corporal) al día, y los autores utilizaron 60 kg como el peso de un adulto (unas 132 libras) para su estimación. Por tanto, el límite seguro de la EPA sería 7.000 multiplicado por 60, lo que daría 420.000 ng al día. Eso es 12 veces más que la exposición estimada de 34.700 ng al día.
Sin embargo, los autores se saltaron un cero y notificaron que el límite seguro de la EPA era de 42.000 ng al día para un adulto de 60 kg. El error hizo parecer que la exposición estimada estaba cerca del límite seguro, aunque en realidad era menos de una décima parte del límite.
«Calculamos mal la dosis de referencia para un adulto de 60 kg, estimándola inicialmente en 42.000 ng/día en lugar del valor correcto de 420.000 ng/día», se lee en la corrección. «Como resultado, revisamos nuestra afirmación de ‘la ingesta diaria calculada se acercaría a la dosis de referencia de BDE-209` a ‘la ingesta diaria calculada sigue siendo un orden de magnitud inferior a la dosis de referencia de BDE-209’ Lamentamos este error y lo hemos actualizado en nuestro manuscrito».