Más allá de la dualidad.
El gran atractivo de estos nuevos materiales -de comportamiento similar a la goma, al caucho o al hule-, es que se procesan de manera más simple y más rápida que los elastómeros tradicionales, además, son reciclables y ofrecen amplias posibilidades de diseño, por lo que su consumo crece de manera continua y se extiende a un número muy amplio de aplicaciones donde lo que se busca es la dualidad de la suavidad con la tenacidad, a la vez que otras muchas propiedades.
En la maraña de la terminología.
Por definición, los Elastómeros Termoplásticos (TPE) son polímeros -o mezcla de polímeros- que tienen propiedades similares a las del caucho vulcanizado en su temperatura de servicio, pero que pueden ser procesados y reprocesados a temperaturas elevadas como un termoplástico. Hule Termoplástico o Caucho Termoplástico (traducción del término en inglés Thermoplastic Rubber-TPR) resulta ser un término que también se utiliza por lo general para denominar a los Elastómeros Termoplásticos.
Las familias de TPE se han multiplicado, aunque, en términos de volumen de consumo, las más importantes no son más de seis tipos. Su clasificación se puede entender mejor sobre la base de la estructura de su morfología química.
Existen dos grupos principales: los Copolímeros en Bloque y las aleaciones Polímero/Elastómero. Para este último tipo existen varias alternativas para designarlos. Por ejemplo, aleación de polímeros, aleaciones elastoméricas (EA), termoplásticos vulcanizados (TPV, TPE-V) o aleación dinámicamente vulcanizada (DVA), lo cual suele resultar muy confuso.
Además, cada país o empresa utilizan términos a su conveniencia. En Japón, por ejemplo, a los TPE parcialmente entrecruzados se les denomina Olefinas Termoplásticas (TPO); en Estados Unidos y Europa, los TPO corresponden a aquéllos que utilizan partículas de caucho no entrecruzadas como modificadores de impacto y, por tanto, no muestran propiedades similares a la goma o al hule, como compresión y elongación. También en México hemos bautizado a estos nuevos polímeros, y es común escuchar el término TR (te erre), el cual deriva del nombre en inglés “Thermoplastic Rubber”.
Debido a que los TPE combinan muchos de los atributos y características de los materiales termoplásticos con las de los cauchos, gomas o hules, que son polímeros termoestables vulcanizados, es importante que cualquier sistema de clasificación y nomenclatura sea aceptable y entendido con claridad dentro de este creciente sector, tanto en las industrias del caucho como en las del plástico.
Hasta el año 2014, ninguna de las normas internacionales existentes para la nomenclatura y términos abreviados para caucho (ISO 1629) y plásticos (ISO 1043 – 1) resultaba adecuada para este propósito, razón por la que se promulgó la norma ISO 18064:2014, con la idea de evitar el conflicto de intereses (o la ambigüedad que genera el uso de los términos existentes) en la definición de acrónimos de los distintos tipos de TPE, y ofrecer espacio para futuros desarrollos.
Esta norma internacional emplea términos abreviados ya establecidos, y su objetivo es, por un lado, prevenir la ocurrencia de más de un término abreviado por un período determinado de los TPE y, por otro, evitar la interpretación de más de un significado para un determinado acrónimo. Por esta razón, esta norma internacional hace uso adecuado de los términos y símbolos que aparecen en ISO 1043-1 e ISO 1629.
Aunque ya existe la norma internacional, la confusión persiste y cada fabricante utiliza los términos a su conveniencia, por lo que se otorga mayor importancia a la marca.
Ante todo lo expuesto, los usuarios que requieren de alguno de estos materiales, lo primero que deben hacer es sustentar sus requerimientos para elegir el material que los cubra en una mayor medida.
Cada tipo o familia de TPE tiene características similares, pero ofrece diferentes valores de propiedades y beneficios, tales como reciclabilidad (en la mayoría de los casos), resistencia térmica, durabilidad, elongación y resistencia a la abrasión, pero la mejor parte es que cuando se comparan con los procesos de los elastómeros tradicionales, el ahorro es sustancial, simplemente por el número de operaciones que se requieren para moldearlos. E el caso de los TPE, no hay más que alimentar una máquina de inyección, soplado o extrusión y en un dos por tres, tenemos una pieza terminada.