2025: El punto de inflexión para la Industria del Plástico

El 2025 se perfila como un año clave para la Industria del Plástico. En un entorno global sacudido por cambios en la economía, la geopolítica y la sostenibilidad, el sector deberá adaptarse a nuevos desafíos para mantenerse competitivo. La industria llega a un punto de inflexión en el que la resiliencia, la innovación y la eficiencia definirán su futuro.

 A lo largo de las últimas décadas, la Industria del Plástico ha demostrado su capacidad de evolución frente a las exigencias del mercado y la regulación ambiental. Sin embargo, las condiciones actuales son inéditas y destacan desafíos sin precedentes.

La presión por reducir el impacto ambiental del plástico se convirtió en una prioridad global, impulsada por regulaciones cada vez más estrictas y un cambio en la percepción del consumidor. De hecho, las marcas y los fabricantes se han visto obligados a rediseñar productos, buscar nuevas fuentes de materia prima y mejorar la eficiencia de sus procesos productivos para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.

resinas plásticas
Está comprobado científicamente que los plásticos aportan muchos beneficios a la sociedad, y que ofrecen el potencial para los avances en todos los campos de la tecnología.

Entre tanto, el plástico sigue siendo fundamental en sectores estratégicos como el automotriz, la medicina, el embalaje de alimentos y la construcción, donde su ligereza, durabilidad y flexibilidad lo hacen insustituible.

Ante ello, la industria deberá encontrar un equilibrio entre la rentabilidad, la innovación y la responsabilidad ambiental para asegurar su relevancia en un mundo cada vez más regulado y consciente de la sostenibilidad.

La clasificación y separación efectiva de los residuos plásticos es de suma importancia para mejorar la viabilidad económica del reciclaje.

Los grandes desafíos globales

El panorama global para 2025 está marcado por múltiples factores que impactarán directamente en la Industria del Plástico: Las tensiones en Ucrania, Medio Oriente y el Mar de China generan incertidumbre en el comercio internacional y afectan la estabilidad de las cadenas de suministro. La relocalización de fábricas y el nearshoring surgen como estrategias decisivas para mitigar estos efectos.

Los conflictos geopolíticos han tenido un impacto directo en los costos de producción y transporte de plásticos a nivel mundial. La guerra en Ucrania, por ejemplo, alteró el suministro de petróleo y gas, afectando la producción de resinas, particularmente en Europa. A su vez, las tensiones en Asia propiciaron interrupciones en la cadena de suministro global, lo que obligó a muchas empresas a buscar alternativas locales y fortalecer la producción regional.

Durante la pandemia, los plásticos fueron indispensables para la protección, la atención médica y el suministro de bienes esenciales.

Al mismo tiempo, la inflación persistente y la transición energética añaden presión a los costos de producción y logística. Las empresas deberán optimizar procesos y buscar eficiencias para mantener su competitividad.

La recesión económica que se vive ahora mismo también influye en la demanda de plásticos, sobre todo en sectores como el automotriz y el de bienes de consumo. Los fabricantes han tenido que implementar una serie de acciones complementarias a las tradicionales para mantener sus márgenes de ganancia sin comprometer la calidad o la sostenibilidad.


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Por otro lado, las políticas globales para reducir emisiones y promover la economía circular están redefiniendo la manera en que se producen y utilizan los plásticos. Los plásticos reciclables, biodegradables y de menor huella de carbono son cada vez más solicitados.

La lucha contra el cambio climático llevó a que gobiernos e industrias establezcan objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Esto reconfiguró a la Industria del Plástico, impulsando el desarrollo de resinas más sostenibles y promoviendo el reciclaje a gran escala.

Asimismo, la automatización y la inteligencia artificial (IA) están revolucionando la manufactura del plástico. Desde la optimización de procesos hasta el desarrollo de nuevos materiales, la industria debe adaptarse a estas tecnologías para mantenerse a la vanguardia.

resinas

El uso de IA en la fabricación de plásticos mejora la eficiencia de los procesos, reduce desperdicios y optimiza el control de calidad. Además, la digitalización facilita la trazabilidad de los productos, asegurando un mayor cumplimiento de las normativas ambientales.

Por si fuera poco, se experimenta la presión por reducir el uso de combustibles fósiles y la inestabilidad en los mercados energéticos. Todo esto, sin considerar las regulaciones influenciadas por una percepción negativa del plástico, más basada en emociones que en fundamentos científicos o en Análisis de Ciclo de Vida (ACV).

La sobrerregulación en los mercados industriales y de consumo generaron un entorno complejo y desafiante, especialmente para la Industria del Plástico. Las estrictas normativas ambientales y de producción obligaron a las empresas a invertir en tecnologías más limpias y en la implementación de procesos sostenibles. Sin embargo, estas regulaciones también incrementaron los costos operativos y redujeron la flexibilidad de las empresas para adaptarse rápidamente a los cambios del mercado.

La sobrerregulación afecta la producción y los costos, e influye en la percepción pública del plástico. La creciente demanda por productos sostenibles motivó a las empresas a innovar y a mejorar sus prácticas, creando un equilibrio entre las exigencias regulatorias y las necesidades del mercado.

En contraste, en un déjà vu político que nadie pidió, Donald Trump volvió a hacer de los popotes de plástico un tema de interés nacional en 2025. Esta vez, con la misma energía con la que desreguló el mercado en 2019, derogó la ley que prohibía el uso de popotes plásticos en varios estados, asegurando que «los estadounidenses merecen popotes fuertes, no esos que se deshacen antes de terminar el refresco».

Como si el destino del país dependiera de ello, Trump proclamó la «libertad de los popotes» como una victoria contra la «tiranía ecológica», dejando de lado cualquier evidencia sobre el impacto ambiental del plástico de un solo uso.

El episodio reavivó el debate ambiental y dejó claro que, en el mundo de Donald Trump, la política se puede reducir (literalmente) a lo que se pone en un vaso de soda. Para su base de seguidores, el popote de plástico ahora es más que un utensilio: Es un símbolo de resistencia contra la «agenda verde».

Consumo de plásticos en el mundo

El consumo y la producción de plásticos varían de manera significativa entre regiones, reflejando distintos niveles de desarrollo industrial, regulaciones ambientales y tendencias de consumo. Mientras que algunas regiones avanzan hacia modelos más sostenibles y circulares, otras todavía dependen de la extracción y procesamiento de materia prima sin una estrategia clara de reciclaje.

resinas de plástico negras
En los últimos 20 años China se posicionó como el mayor exportador de plásticos y productos derivados.

Europa: innovación con restricciones

El viejo continente se consolidó como líder en innovación y manufactura sostenible, pero enfrenta regulaciones ambientales y laborales cada vez más estrictas. Estas normativas propiciaron una reducción en la producción de plásticos y el cierre de plantas que no cumplen con los estándares ecológicos establecidos por la Unión Europea (UE).

Con una producción de 56 millones de toneladas y un consumo per cápita de 136 kg, la región se enfoca en el desarrollo de nuevos materiales reciclables y en la optimización del uso de polímeros mediante tecnologías avanzadas. Sin embargo, la creciente regulación obligó a muchas empresas a trasladar parte de su producción a mercados con menos restricciones y con costos más bajos.

Asia: dominio global y desafíos regulatorios

Asia, con 205 millones de toneladas de producción, domina la fabricación global de plásticos. China, Japón, India y el Sudeste Asiático son los principales actores en esta industria, pero enfrentan cambios significativos.

China, que en los últimos 20 años se posicionó como el mayor exportador de plásticos y productos derivados, endureció sus regulaciones ambientales y laborales, lo que llevó a la relocalización de muchas empresas hacia India y el Sudeste Asiático. Estos últimos, con una regulación menos estricta, han comenzado a atraer inversiones, aunque enfrentan restricciones comerciales por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, quienes buscan limitar la importación de productos con altos niveles de huella de carbono.

En Japón, donde el consumo per cápita es de 108 kg, se apuesta por tecnologías avanzadas para la producción de plásticos de alto rendimiento y reciclaje químico. Sin embargo, el crecimiento del mercado asiático se ha desacelerado debido a restricciones regulatorias y la búsqueda de una transición gradual hacia alternativas más sostenibles.

Los plásticos son macromoléculas que se obtienen mediante reacciones químicas a partir del petróleo, aunque también se consiguen de otras fuentes como el maíz y la caña de azúcar.

África y Medio Oriente: crecimiento con obstáculos

Con una producción de 36 millones de toneladas y un consumo per cápita de apenas 16 kg, África y Medio Oriente presentan un desarrollo desigual. Mientras que algunos países han comenzado a desarrollar capacidades industriales para la transformación de plásticos, otros siguen dependiendo de la exportación de materias primas sin valor agregado. La abundancia de recursos naturales en la región no se ha traducido en un crecimiento sólido de la industria, sobre todo por limitaciones de infraestructura y gobernanza.

En el caso de Medio Oriente, países como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos han buscado diversificar su producción más allá del petróleo, invirtiendo en petroquímica y manufactura de plásticos avanzados. Sin embargo, la inestabilidad política en la región representa un reto para la consolidación de su industria plástica.

Norteamérica: innovación y producción competitiva

Norteamérica, conformada por Estados Unidos, Canadá y México, es una de las regiones más competitivas en la producción de plásticos, con un enfoque en la eficiencia y la integración de economía circular.

Estados Unidos lidera la producción con un alto nivel de innovación en polímeros commodities y avanzados. Con 86 millones de toneladas de producción anual, es uno de los mayores productores y consumidores del mundo, con una capacidad instalada que permite abastecer tanto al mercado local como a la exportación.

El consumo per cápita en la región es elevado, destacando Estados Unidos, con más de 130 kg por habitante, seguido de Canadá, con 95 kg, y México, con 70 kg.

En este contexto, el nearshoring juega un papel importante en la reconfiguración de las cadenas de suministro. La relocalización de plantas manufactureras de Asia a México y Estados Unidos impulsó la demanda de plásticos en la región, especialmente en sectores como el automotriz, el envase y la construcción.

México, con un consumo de alrededor de 7.5 millones de toneladas en 2024, demuestra su relevancia en el comercio de plásticos dentro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). A pesar de los retos en infraestructura y capacitación técnica, el país sigue atrayendo inversiones en la industria, fortaleciendo su rol como proveedor de manufacturas plásticas.

Los plásticos son fundamentales en los componentes automotrices debido a su ligereza, resistencia, versatilidad y eficiencia en costos.

Sudamérica: dependencia de importaciones y crecimiento desigual

La Industria del Plástico en Sudamérica se encuentra en una fase de crecimiento, pero enfrenta grandes desafíos debido a la dependencia de importaciones y la falta de infraestructura para el reciclaje y producción eficiente.

El mayor productor y consumidor de plásticos en la región es Brasil, con una industria en expansión impulsada por su gran mercado interno y su capacidad petroquímica. Sin embargo, enfrenta restricciones regulatorias y retos logísticos que limitan su competitividad en el comercio internacional.

Otros países, como Argentina y Chile, han visto un crecimiento en el sector del reciclaje y la producción de bioplásticos, impulsados por legislaciones que buscan reducir el impacto ambiental de los plásticos tradicionales.

En contraste, países como Venezuela y Bolivia presentan un rezago industrial, dependiendo en gran medida de la importación de plásticos procesados y resinas.

Los envases rígidos o flexibles con acreditación
de la FDA pueden estar en contacto con los
alimentos, permitiendo su almacenamiento y
prolongando su vida útil

El comercio de plásticos en Sudamérica se caracteriza por la importación de resinas desde Estados Unidos, Europa y Asia, lo que eleva los costos para los fabricantes locales.

La falta de inversión en tecnologías de reciclaje y la infraestructura deficiente han impedido el desarrollo de una economía circular eficaz, dejando a muchos países en una situación de vulnerabilidad ante la volatilidad de los precios de las materias primas.

A pesar de estos inconvenientes, el crecimiento del sector del plástico en Sudamérica se mantiene estable, impulsado por la demanda en sectores como el agroindustrial, el automotriz y el de empaques. La inversión en innovación y sostenibilidad será determinante para que la región pueda competir con mercados más desarrollados y reducir su dependencia de importaciones.

México: actor clave en la Industria del Plástico

México se ha posicionado como un jugador estratégico en el sector del plástico, con un consumo anual de 7.5 millones de toneladas. La cercanía con Estados Unidos y su red de tratados comerciales han permitido que el país se convierta en un hub de manufactura para diversas industrias.

Sin embargo, el crecimiento del sector enfrenta grandes desafíos. La dependencia de importaciones de resinas, la falta de infraestructura en gestión de residuos para el reciclaje y la escasa inversión en innovación son factores que limitan su competitividad.

Para consolidar su participación en el mercado global, México debe fortalecer su capacidad de producción local, fomentar el desarrollo de tecnologías sostenibles y mejorar la eficiencia en sus cadenas de suministro.

resinas plásticas color rojo
Es importante trabajar en la reducción de los residuos, reutilización de las cosas y disponer correctamente los desechos de todos los materiales, no solo de los plásticos.

Desafortunadamente, la producción de resinas y aditivos en México afronta complejidades estructurales derivadas de la falta de infraestructura petroquímica y la dependencia de importaciones.

Aunque el país cuenta con una industria plástica robusta y una creciente demanda interna, su capacidad para abastecerse de materias primas sigue siendo limitada por diversas causas, como las barreras políticas, la falta de inversión en la petroquímica nacional y la ausencia de proveedores locales de precursores petroquímicos.

El desarrollo de la industria petroquímica en México ha estado condicionado por políticas públicas que restringen su crecimiento. La reforma energética implementada en 2013 abrió la puerta a la inversión privada en sectores estratégicos, pero los cambios en la política energética en los últimos años han generado incertidumbre en el mercado.

La falta de incentivos para la inversión en plantas de producción de insumos petroquímicos redujo la capacidad de refinación y transformación de hidrocarburos, impactando directamente en la disponibilidad de materias primas esenciales para la manufactura de plásticos.

El debilitamiento de Pemex Petroquímica y su limitada capacidad de producción exacerbaron la dependencia de resinas importadas, principalmente de Estados Unidos y Asia. La ausencia de proyectos de expansión en el sector dificulta la consolidación de una industria petroquímica integrada, generando una cadena de suministro vulnerable a cambios en el comercio global, variaciones en costos logísticos y restricciones arancelarias.

Actualmente, México importa una gran proporción de las resinas y aditivos que consume, lo que representa un problema para la competitividad del sector plástico. La falta de proveedores locales de precursores petroquímicos obliga a los fabricantes a depender de mercados externos, lo que los expone a fluctuaciones en los precios internacionales del petróleo, aranceles y restricciones comerciales.

PVC
En el sector de la construcción,
los plásticos son útiles en
aplicaciones como tubos rígidos
y flexibles, tanques, perfiles para
estructuras, paneles, domos,
entre otros

Las principales resinas utilizadas en México, como el Polietileno (PE), Polipropileno (PP), Policloruro de Vinilo (PVC) y Polietilén Tereftalato (PET), provienen en su mayoría de productores en Estados Unidos y Asia. La insuficiente producción local de estos materiales creó un cuello de botella en la industria, dificultando la autonomía del sector y afectando la rentabilidad de las empresas transformadoras.

Para reducir la dependencia de importaciones y garantizar un suministro estable de materias primas, es necesario implementar estrategias que fomenten la inversión y el desarrollo de la industria petroquímica en México. La carta a los Santos Reyes incluye los siguientes puntos:

  • Incentivos a la inversión privada: Establecer políticas que fomenten la inversión en plantas de producción de resinas y aditivos, brindando certidumbre regulatoria y esquemas de financiamiento que permitan el desarrollo de infraestructura petroquímica.
  • Alianzas con el sector energético: La colaboración entre el sector plástico y la industria energética podría permitir la integración de proyectos de producción de precursores petroquímicos, reduciendo la dependencia de importaciones y mejorando la disponibilidad de materias primas.
  • Diversificación de proveedores y mercados: La búsqueda de nuevos socios comerciales en Latinoamérica y Europa podría ayudar a mitigar la volatilidad del mercado internacional, garantizando un suministro más estable de resinas y aditivos.
  • Desarrollo de capacidades locales en reciclaje y economía circular: La inversión en tecnología para el reciclaje avanzado y la reutilización de plásticos postconsumo podría disminuir la presión sobre la importación de resinas vírgenes, promoviendo un modelo de producción más sostenible.
  • Modernización de Pemex Petroquímica: Una reestructuración en la operación y estrategia de Pemex en el sector petroquímico permitiría mejorar la producción local de insumos básicos, fortaleciendo la cadena de valor del plástico en el país.

En conclusión, México tiene la oportunidad de fortalecer su industria petroquímica y reducir su dependencia de importaciones, pero para lograrlo se requiere un enfoque integral que combine políticas públicas adecuadas, inversión en infraestructura y una visión estratégica por parte del sector privado. La estabilidad en el suministro de resinas y aditivos beneficiaría a la Industria del Plástico e impulsaría la competitividad del país en el comercio global. Además de que fomentará un crecimiento más sostenible en los próximos años.

La tecnología es esencial para la evolución de la Industria del Plástico, permitiendo una producción más eficiente, sostenible y adaptada a las necesidades del mercado global.

Retos por tamaño de empresa

La Industria del Plástico en México se compone de un amplio espectro de empresas, desde grandes corporativos con alcance global hasta pequeños negocios familiares con capacidad limitada. En este panorama, las microempresas representan el 55% del total, seguidas por las pequeñas empresas con un 25%, mientras que las medianas y grandes empresas constituyen el 12% y 8%, respectivamente.

Las grandes empresas lideran en escalabilidad y tecnología, con operaciones globales que les permiten innovar sin pausa y cumplir con las regulaciones ambientales internacionales. Sin embargo, enfrentan el reto de adaptarse a las nuevas normativas de economía circular y a los costos de transición hacia prácticas sostenibles.

Por otro lado, las medianas empresas, aunque cuentan con una diversificación moderada y una automatización parcial, deben superar barreras de costo y escala para consolidar su presencia en el mercado.

Las pequeñas empresas, con equipos básicos y escasa inversión en investigación y desarrollo (I+D), dependen en gran medida de financiamiento externo y enfrentan una competencia feroz. La falta de estrategias comerciales claras y la dificultad para cumplir con regulaciones medioambientales complican su crecimiento.

resinas plásticas de varios colores

Finalmente, las microempresas, con producción artesanal y limitada capacidad de transformación, requieren de apoyo gubernamental y mejores condiciones de financiamiento para mantenerse operativas en un mercado en constante evolución.

En términos de costos de producción, México sigue siendo uno de los países más competitivos en transformación de plásticos, aunque enfrenta desafíos en productividad y capacitación de mano de obra. La variabilidad regional en costos, la alta rotación de empleados y la necesidad de mejorar los programas de formación técnica son aspectos que deben abordarse para fortalecer la industria.

Tendencias tecnológicas

El sector del plástico en México se ve impactado por las tendencias tecnológicas y las nuevas aplicaciones de materiales. En este contexto, los distintos tipos de plásticos presentan desafíos y oportunidades específicas en términos de innovación y sustentabilidad.

El Polietileno de Baja Densidad (LDPE) y lineal (LLDPE), con un consumo de 1.55 millones de toneladas, se mantiene como un material esencial en envases flexibles y embalajes. Las innovaciones en este segmento se centran en la mejora de reciclabilidad y en la reducción del grosor de las películas sin comprometer la resistencia, lo que permite disminuir el uso de materia prima y reducir la huella de carbono.

Por su parte, el Polietileno de Alta Densidad (HDPE), con 1.15 millones de toneladas de consumo, es elemental en la fabricación de contenedores y tuberías. En este sector, la preferencia apunta hacia la integración de plásticos reciclados postconsumo y la optimización de procesos de extrusión para mejorar la eficiencia energética.

El PP, con un consumo de 1.3 millones de toneladas, sigue siendo ampliamente utilizado en la industria automotriz, médica y de empaques rígidos. La demanda de este material ha impulsado avances con fibras naturales y en la incorporación de aditivos que mejoran su desempeño mecánico y térmico.

En cuanto al PET, con 700 mil toneladas de consumo, la industria evoluciona hacia sistemas de reciclaje químico que permiten la descomposición del material en sus componentes básicos para ser reutilizados en nuevas aplicaciones. Esta tecnología representa un paso relevante hacia la circularidad del plástico y reduce la dependencia de resinas vírgenes.

El PVC, con 510 mil toneladas de consumo, sigue siendo una solución principal en la construcción e infraestructura, aunque enfrenta restricciones regulatorias en algunos mercados. La industria trabaja en formulaciones más amigables con el medio ambiente, reduciendo el uso de plastificantes convencionales y desarrollando compuestos alternativos.

El Poliestireno (PS y EPS), con 395 mil toneladas de consumo, es uno de los materiales más cuestionados por su impacto ambiental. Sin embargo, los avances en su reciclaje mecánico y la exploración de alternativas biodegradables favorecen una mayor aceptación en mercados regulados.

Finalmente, los plásticos técnicos y termofijos, con un consumo combinado de 1 millón de toneladas y 670 mil toneladas, respectivamente, potencian la innovación en sectores de alto desempeño como automotriz, electrónica y aeronáutica. La propensión hacia materiales más ligeros y resistentes, junto con procesos de fabricación más eficientes, redefinen el uso de estos plásticos en aplicaciones de vanguardia.

Implicaciones de la implementación de aranceles

Ante la incertidumbre que representa la posible implementación de aranceles en el comercio con Estados Unidos, la Industria del Plástico en México enfrenta un escenario que exige visión estratégica, innovación y capacidad de adaptación. Si bien las restricciones comerciales pueden generar disrupciones en la exportación de resinas y productos plásticos transformados, también abren una oportunidad única para fortalecer el mercado interno, diversificar destinos comerciales y acelerar la modernización del sector.

El nearshoring marca una directriz en la reconfiguración de las cadenas de suministro a nivel global, y México se encuentra en una posición privilegiada para capitalizar esta transformación. La relocalización de manufactura desde Asia hacia Norteamérica incrementó la demanda de plásticos en sectores como automotriz, electrónica y el envase.

En este contexto, las empresas mexicanas deben enfocarse en consolidar su integración en las cadenas de valor de los grandes corporativos que eligieron al país como su nuevo centro de producción, asegurando contratos de suministro y fortaleciendo su capacidad operativa para responder a los estándares internacionales.

Sin embargo, el desafío no se limita a la atracción de inversiones extranjeras. La Industria del Plástico en México debe redoblar esfuerzos en la mejora de su competitividad interna, apostando por la eficiencia operativa, la optimización de costos y la implementación de tecnologías que posibiliten una producción más ágil y sustentable.

La automatización se presenta como un aliado indispensable en esta transformación, con la IA y la manufactura aditiva como herramientas efectivas para reducir desperdicios, mejorar la calidad, así como aumentar la flexibilidad en los procesos productivos.

Ante un posible incremento en el costo de las resinas importadas debido a restricciones comerciales, el desarrollo de fuentes alternativas de materia prima se convierte en una prioridad.

La industria del reciclaje cobra relevancia como una solución para disminuir la dependencia de insumos externos y para alinearse con las exigencias de economía circular que están moldeando el mercado global.

El reciclaje mecánico y químico abre nuevas posibilidades para la producción de plásticos reciclados con certificaciones de grado alimenticio o de contacto humano, lo que posicionaría a México como uno de los principales protagonistas en la manufactura de polímeros sostenibles.

En este mismo sentido, la innovación en materiales de alto valor agregado permitirá a las empresas mexicanas diferenciarse en mercados internacionales y evitar competir únicamente por precio.

La inversión en investigación y desarrollo será un factor determinante para garantizar la evolución de la industria, permitiendo que México transite de un modelo basado en producción de volumen a uno enfocado en especialización y alto desempeño.

A la par de la transformación productiva, es indispensable consolidar la diversificación de mercados de exportación para reducir la dependencia de Estados Unidos.

Sudamérica, Europa y Asia emergen como destinos con alto potencial para los productos plásticos mexicanos, especialmente en sectores como el agrícola, el automotriz y el de bienes de consumo.

Brasil y Colombia presentan una creciente demanda de envases y componentes industriales, mientras que la Unión Europea, con sus estrictas regulaciones ambientales, puede convertirse en un mercado atractivo para plásticos reciclados y soluciones sustentables.

Adaptarse a las normativas internacionales y obtener certificaciones que validen la sostenibilidad y calidad de los productos plásticos facilitará que las empresas mexicanas expandan su presencia global.

La incertidumbre en el comercio con Estados Unidos no debe verse como una amenaza insuperable, sino como un llamado a la acción para fortalecer la industria local y consolidar a México como un líder estratégico en la manufactura de plásticos a nivel global.

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