El proyecto europeo Bizente, liderado por Aitiip Centro Tecnológico, entró en la fase final de sus actividades. Actualmente, el proyecto es capaz de desarrollar test de toxicidad con lombrices para evaluar efectos de resinas y productos degradadores de plásticos
Durante tres años, un consorcio internacional compuesto por varios socios desarrolló una tecnología innovadora para el reciclaje de plásticos, con el objetivo de viabilizar la recuperación de materiales estratégicos y otorgarles una segunda vida.
Utilizando la ingeniería de proteínas, Bizente ha modificado molecularmente enzimas y resinas, haciéndolas aptas para la biodegradación controlada en un biorreactor. Este avance podría beneficiar a sectores como la aviación o la construcción, que predominan en el uso de materiales compuestos hasta ahora no reciclables.
Test de toxicidad con lombrices
Entre los últimos progresos, destaca la realización de pruebas de toxicidad por parte del equipo de científicos de la Universidad de Cádiz en colaboración con otros socios. El objetivo es evaluar el efecto de diferentes resinas y productos degradadores de plásticos desarrollados en el marco del proyecto en organismos acuáticos y terrestres, como lombrices de tierra, que son consideradas organismos modelo de gran importancia en el ecosistema terrestre.
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Además, se están iniciando investigaciones con artemias, fundamentales en la cadena trófica en sistemas acuáticos.
Esta metodología recrea entornos propicios para la biodegradación del plástico, evaluando su toxicidad y observando posibles anomalías en los organismos. En el caso de las lombrices, se examinan cambios externos como peso, hinchazón, lesiones y comportamientos inusuales, así como posibles efectos adversos a través del análisis de biomarcadores de actividad enzimática.
Los resultados obtenidos hasta el momento son alentadores, ya que las resinas y productos enzimáticos no han generado alteraciones en las lombrices de tierra bajo condiciones ambientales realistas.
Durante estos meses, se han establecido protocolos para detectar y analizar los «puntos calientes» de los productos y procesos de degradación química y enzimática de las resinas estudiadas en Bizente. Este trabajo colaborativo entre los socios del consorcio busca encontrar nuevas alternativas y minimizar el potencial impacto ambiental en el futuro.
El presupuesto global de Bizente, con la participación de 10 socios de cinco países y alrededor de medio centenar de profesionales, asciende a 3,18 millones de euros, con una aportación de 2,5 millones de euros por parte de la Comisión Europea.
