El sector del plástico enfrenta el reto de hacer frente a la enorme problemática ambiental y al mismo tiempo cambiar las percepciones erróneas en torno a los plásticos. Ante este complejo escenario, Stadler, uno de los proveedores más importantes de plantas de clasificación para la industria del reciclaje, ha experimentado un gran aumento en la demanda de plantas de clasificación y reciclaje de embalaje flexible.
En el caso particular de los residuos de embalaje flexible, la presión internacional para resolver el problema del manejo de residuos ha aumentado. Según apunta la compañía, la concienciación sobre los residuos de plástico y la reutilización de materiales ha crecido, mientras que los consumidores cada vez son más exigentes en cuanto a estrategias ecológicas de gestión de los residuos generados por el material de embalaje.
El problema de la legislación
En todo el mundo, las legislaciones se han endurecido con el objetivo de fomentar que los fabricantes utilicen resina postconsumo (PCR, por sus siglas en inglés) y no sólo resina virgen. En Estados Unidos, por ejemplo, la legislación de Nueva Jersey aprobará una ley que exigirá el uso de un 20% de PCR en las bolsas de plástico y tan solo en el plazo de tres años deberá emplearse un 40%.
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Ante las perspectivas de que la legislación al respecto se vuelva cada vez más exigente, las grandes marcas internacionales ya se están autoimponiendo el empleo de un cierto porcentaje de PCR en sus productos.
Debido a la presión existente para crear una economía circular del plástico, el sector del reciclaje está atrayendo inversiones tanto públicas como privadas.
El reto de reciclar residuos de embalajes flexibles
El reciclaje de embalajes flexibles plantea problemas muy concretos y particulares. Según Enrico Siewert, Director de Producto y Desarrollo de Mercado de Stadler: «El primer problema es la baja densidad aparente de este material, muy ligero y esponjoso. Suele moverse sin parar por las cintas transportadores de la planta de clasificación y acaba enganchándose en cualquier sitio, lo que afecta al rendimiento y al mantenimiento de los equipos. Además, este material puede atrapar la humedad, suele absorberla y se necesita mucha energía para limpiarlo».
El mayor problema de gran parte de este material es que está compuesto por muchas capas, formadas por polímeros diferentes (EVOH, PE, PP o PET) intercalados entre sí, algo necesario para lograr el rendimiento deseado en el film. Como las capas se fusionan entre sí, resulta muy difícil separarlas de forma mecánica. Además, los embalajes flexibles tienen distintas temperaturas de fusión, lo que hace que su extrusión sea complicada a la hora de emplear este material durante la producción de productos nuevos.
La compañía explicó que en cuanto a los procesos de reciclaje posibles debe destacarse que el reciclaje mecánico no puede gestionar fácilmente los materiales con varias capas. Por su parte, el reciclaje químico puede ser la solución en algunos casos: «se pueden descomponer los hidrocarburos en un aceite que puede refinarse y transformarse en combustible, o volver a convertirse en resina para cerrar el círculo», afirma Enrico Siewert. Sin embargo, este proceso está en sus primeras fases de desarrollo, resulta muy caro y presenta importantes dificultades para llevarse a cabo.
Demanda cada vez mayor de soluciones de clasificación de material de embalaje flexible
Desde que terminó su primera planta para Integra, en Sofía (Bulgaria) en 2018, Stadler ha experimentado un aumento en la demanda de soluciones de clasificación de embalaje flexible. Sus separadores balísticos, desetiquetadoras y cintas transportadoras constituyen el corazón de sus plantas de clasificación de film, y la empresa desarrolla su oferta de forma permanente, teniendo en cuenta los comentarios de sus clientes y creando soluciones para problemas concretos, a medida que hacen acto de presencia.
«No dejamos nunca de desarrollar equipos nuevos, crear nuevas alianzas y analizar formas de tratar este flujo de material tan difícil de reciclar, porque nuestros clientes así lo requieren», afirma Enrico Siewert. «Estamos afinando nuestros sistemas para las plantas de reciclaje químico, que son cada vez más conscientes de que necesitan emplear, al inicio del proceso, sistemas sofisticados para clasificar, cribar y limpiar el material antes de poder descomponerlo químicamente en material reciclado».