Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) son un grupo de más de 4,700 compuestos químicos sintéticos que fueron ampliamente utilizados en distintas industrias durante décadas. A menudo son llamadas “las sustancias químicas eternas”, ya que son sumamente difíciles de eliminar.
Gracias a sus capacidades para resistir el calor, el agua, la grasa y las manchas, fueron muy populares desde la década de 1950 y se utilizaron en la producción de artículos como sartenes antiadherentes, ropa, cosméticos, insecticidas y más.
De acuerdo con la European Enviroment Agency, estas sustancias se acumulan con el tiempo en los seres humanos y en el medio ambiente, debido a su alta resistencia a la degradación.
¿Todas las PFAS son peligrosas?
No todas las PFAS son peligrosas, pero muchas de ellas se han asociado a potenciales riesgos para la salud y el medio ambiente. De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, algunos tipos de estos químicos, como el PFOA y el PFOS, se han vinculado a problemas de salud que pueden variar según su persistencia y acumulación en el medio ambiente y en el cuerpo humano.
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En el polo opuesto, un panel de expertos en salud del gobierno australiano concluyó recientemente que hay poca o nula evidencia de que las PFAS representen un daño clínicamente significativo para la salud.
No obstante, estudios en Estados Unidos y Europa han “relacionado” la presencia de estas sustancias con peligros para la salud, aunque hasta el momento ningún reporte ha demostrado que estos peligros sean provocados por las PFAS.
En todo caso, la dificultad que presentan estas sustancias para degradarse en el ambiente ha generado que muchos países han regulado o prohibido directamente su uso.
¿Qué puede esperar la industria del plástico ante las prohibiciones de las PFAS?
Ante la mala fama y las acciones gubernamentales que se promueven en contra de estas sustancias químicas, las empresas del sector de plásticos se enfrentan a severos riesgos y posibles demandas, con potenciales costos por miles de dólares.
De acuerdo con un reporte de The New York Times, varias demandas relacionadas con PFAS ya se han dirigido a grandes compañías en Estados Unidos, como DuPont, su filial Chemours y 3M. El año pasado, 3M acordó pagar 10 mil millones de dólares a empresas de agua de todo Estados Unidos que habían pedido compensación por costos de limpieza.
Treinta fiscales generales estatales también han demandado a los fabricantes de PFAS, acusándolos de contaminación generalizada.
Pero los expertos advierten que la batalla legal apenas comienza ya que más empresas están siendo examinadas por el uso de PFAS en sus productos. Este mes, los demandantes presentaron una demanda contra Bic, acusándolos de no revelar el uso de PFAS en algunas de sus afeitadoras.
Es por esto que cada vez más empresas y fabricantes analizan un escenario de grandes demandas y los posibles pasos a seguir que incluyen, entre otras acciones, rediseñar sus formulaciones y reducir o eliminar el uso de sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas.