Con la demanda de petróleo y energéticos a la baja por las restricciones de grandes y pequeños traslados apegadas a la cuarentena en todo el mundo, el precio del petróleo cayó convirtiéndose en la peor crisis en las últimas dos décadas.
Durante el fin de semana la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) logró un histórico acuerdo que recorta la producción del crudo mundial para evitar la crisis de precios derivada de la emergencia sanitaria por la pandemia del COVID-19.
Los 23 países involucrados integraron el acuerdo de que 9.7 millones de barriles saldrán del mercado internacional a partir del 1 de mayo del 2020 y se extenderá hasta abril del 2022.
“Es una reunión histórica; los desafíos multifacéticos ocasionados por la pandemia de COVID-19 necesitan soluciones integrales y globales”, señaló en un mensaje Mohammad Sanusi Barkindo, secretario general de la OPEP.
En nuestro país, la secretaria de energía, Rocío Nahle, protagonizó la negociación al rechazar el recorte de 400 mil barriles diarios de producción a solo 100 mil barriles; al día siguiente, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que tras una llamada con Donald Trump, Estados Unidos apoyaría a México con el petróleo restante y que reembolsaría después.
Diversos analistas han tomado diferentes posiciones en cuanto a la decisión, algunos planteando que el recorte resultaría positivo para las finanzas de Pemex y otros en la perdida de oportunidades.
Sin duda el resto de los países debe prepararse para la reducción de petróleo y confrontar el incierto futuro sobre la caída de la demanda en cuanto la pandemia continue y se vuelva a las actividades cotidianas.