Pese a la coyuntura macroeconómica y los cambios políticos globales y locales que pronosticaban un año con incertidumbre en inversión, la economía mexicana mantuvo un crecimiento estable en 2018.
Según información del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), durante el tercer trimestre del año pasado el Producto Interno Bruto (PIB) registró un incremento real de 2.6% con relación al mismo lapso de 2017.
Mientras tanto, y de acuerdo con la Secretaría de Economía, en septiembre del 2018 el crecimiento fue de 11.1% más en Inversión Extranjera Directa, respecto a la cifra del mismo periodo de 2017.
En materia laboral, aunque México es uno de los países con una de las fuerzas más jóvenes del mundo, el reto es resolver la alta informalidad de su capital humano.
Como refiere la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, si bien en octubre de 2018 la población desempleada disminuyó 3.19%, tres de cada 100 habitantes de 15 años o más asegura buscar trabajo sin conseguirlo. Este es un punto de inflexión clave para la competitividad futura del país.
En este sentido, el año pasado se acentúo más la falta de talento con las habilidades que requerían los sectores de alta especialización, como: tecnología, ingeniería, automotriz, ciencias de la salud, químicos, aeroespacial, entre otros.
De modo que para solucionar, se precisa reevaluar los planes de educación y fortalecer los conocimientos en las áreas y sectores pertenecientes a STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), que en un futuro cercano y derivados de las tendencias como la automatización y la revolución industrial 5.0, van a concentrar una alta demanda de profesionales.
Otro de los cambios que conlleva la digitalización se refleja en el modelo de reclutamiento actual. Los sistemas tradicionales ya no son suficientes para encontrar a los mejores candidatos con la rapidez que el mercado solicita. El perfil del personal de RH cambió y, hoy en día, se posiciona estratégicamente para el negocio, puesto que se elimina el tiempo y la dedicación que implica la búsqueda de talento.
Con esto, la posición del reclutador también se transforma al eficientar procesos con el uso de nuevas soluciones para encontrar los mejores elementos en el mercado. En un futuro cercano, quienes cuenten con las mejores herramientas tecnológicas y mantengan un servicio de calidad y excelencia, dominarán con liderazgo.
Otro de los retos para las organizaciones es la alta rotación de sus profesionales. Actualmente, contar con un sólido paquete salarial no es suficiente para atraer a los mejores. Los candidatos demandan cada vez más un plan de carrera sólido, proyectos retadores y beneficios como el salario emocional que incluye flexibilidad de horarios y buen ambiente laboral, entre otros factores.
Sobre este punto, pero enfocado al tema de inclusión, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó que la brecha en la tasa de participación laboral de mujeres y hombres en México fue del 34.6% en 2018. Este porcentaje indica que, aunque se avanza en materia de igualdad, todavía existen grandes desafíos para el futuro.
Es, por tanto, para las organizaciones, una responsabilidad y valor agregado: aprovechar las habilidades y visiones que permitan conocer otras estrategias de negocio y descubrir nuevos talentos.
Finalmente, gracias a la inercia positiva y a los continuos planes de expansión de las empresas, en Hays México proyectamos que, si pisamos los terrenos correctos, este año se potenciará el crecimiento y la estabilidad económica del país.