Por su maleabilidad y bajo costo, el plástico es un producto necesario en la sociedad. Cientos de aplicaciones que utilizamos a diario –y que están presentes en los hospitales– son de plástico.
Si hay algo que sorprende, incluso a los ambientalistas más acreditados, son las bondades que el plástico ha demostrado durante la pandemia. Productos, como cubrebocas y caretas, que antes del COVID-19 eran aplicaciones de uso médico, pasaron a ser esenciales en las actividades diarias del ser humano a nivel mundial.
No se puede negar que el plástico fue y sigue siendo un material clave para combatir el SARS-CoV-2, así como las consecuencias graves de este virus que, a casi año y medio de su aparición en Wuhan, China, parece no ceder.
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El transporte en tiempos de pandemia
Viajar en transporte público a mitad de una pandemia resulta inseguro, tanto para pasajeros como para operadores. Sin embargo, la imaginación es el límite de la innovación, y así cada vez surgen más tecnologías, como el purificador de aire Aura Air, que destruye varios virus, incluyendo el COVID-19, con una efectividad de 99.9%.
Esta solución, que informa a los pasajeros sobre el estado y la calidad del aire dentro del autobús en tiempo real, utiliza dos métodos patentados de purificación: el Sterionizer y el filtro de cobre con luz C ultravioleta.
Con esta invención, que se desarrolló en Tel Aviv, el COVID-19 tiene un nuevo enemigo y, a la fecha, son 400 los autobuses en Reino Unido e Irlanda que sacan de circulación al coronavirus con la ayuda de lo último en tecnología israelí.
Es importante mencionar que, por la protección que brinda al equipo como por la ligereza de su peso, el plástico se posiciona nuevamente como un material indiscutible, y su presencia, en este caso, es imprescindible en la carcasa.
Turismo, servicio público y transporte escolar se verán beneficiados al utilizar este sistema, cuyas partes buscan ser reintegradas a la cadena de valor al final de su vida útil.
No hay otro material
Componentes de los respiradores, indispensables para pacientes que requieren ventilación asistida, están hechos de plástico, así como, jeringas, batas, cofias, contenedores de alcohol-gel, y un sinfín de aplicaciones médicas.
Frente a otros materiales, el plástico mantiene una posición privilegiada y, hoy en día, sería imposible concebir un sector médico y el mundo entero sin jeringas de plástico, con qué administrar la vacuna COVID, o bien, las bolsas de plástico para contener los residuos biológicos infecciosos, tanto en hospitales como en la casa de miles de millones de personas.
Cabe destacar que el plástico per se no es responsable de la contaminación por residuos plásticos, como sí lo es la incorrecta disposición de los materiales postconsumo.
Lograr la economía circular del plástico: mantener los nuevos desarrollos y los ya existentes en la cadena productiva a través de su reutilización, reciclaje o aprovechamiento, en industrias que van desde la Médica, hasta la Eléctrica-Electrónica…, es posible en un marco de corresponsabilidad entre productores, comercializadores, consumidores y autoridades.
La pandemia de COVID-19 ha demostrado, a la vista de todos, que el resurgir del plástico apenas comienza.