Un reporte financiado por el Fondo Mundial para la Naturaleza, realizado por la Universidad de Newcastle en Australia en 2019, encendió las alertas de salud al estimar que los seres humanos ingieren cada semana el peso de una tarjeta de crédito en microplásticos, el equivalente a 50 bolsas de plástico al año. ¿Qué tan cierta es esta afirmación?
¿Qué son los microplásticos?
Los microplásticos son partículas plásticas de menos de cinco milímetros de tamaño, tan pequeños que son imperceptibles. Estas partículas son resultado de la degradación de residuos plásticos y en años recientes han generado preocupación por su posible impacto en la salud de las personas y los animales.
Los microplásticos ingresan al cuerpo humano a través de varias vías de exposición, incluida la ingestión (a través de los alimentos y el agua) y la inhalación. Según un estudio publicado en ‘Scientific Reports’, la cantidad total de microplásticos inhalados por un maniquí durante 24 horas alcanzó hasta 272 partículas (L3S3) en una concentración promedio de 9,3 ± 5,8 microplásticos por metro cúbico de aire, es decir, una concentración extremadamente alta.
Otro reporte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos estimó que, a nivel mundial, los seres humanos podrían ingerir entre 0,1 y 5 gramos de microplásticos por semana a través de varias vías de exposición. Si traducimos esto a una ingesta anual, la estimación oscila entre 5,2 y 260 gramos por año. Sin embargo, esto no significa que se ingiera el equivalente a 50 bolsas de plástico.
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¿En realidad ingerimos el peso de una tarjeta de crédito en microplásticos?
Lo primero que se debe tomar en cuenta es que, a pesar de que cada partícula individual es sumamente pequeña, 523 micropartículas de plástico con un peso de 0,65 g. (la concentración de partículas necesarias para ingerir 5g por semana) son fácilmente visibles al estar suspendidas sobre un litro de agua o, incluso, en entornos secos. Esto, por supuesto volvería muy difícil que alguien ingiriera «por error» tal cantidad de micro plásticos.
Ahora bien, el peso de una bolsa de plástico típica es de alrededor de 5,5 gramos. La ingestión de 50 bolsas de plástico equivaldría a 275 gramos de microplásticos al año, lo que se encuentra dentro del rango más alto de la estimación del Fondo Mundial para la Naturaleza. Las aseveraciones sobre el consumo de microplásticos podrían parecer sólo ligeramente exagerados, pero un factor que no se toma en cuenta en la cobertura usual de los medios de comunicación es la metodología del reporte de 2019.
Investigadores de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos, publicaron en marzo de 2021 un estudio que cuestiona los hallazgos de la Universidad de Newcastle. Este reporte toma en cuenta los rangos de tamaño y las formas de las partículas al extraer datos de otros estudios.
Los investigadores obtuvieron un consumo medio de plásticos a través de micropartículas de solo unos 4,1 µg por semana para adultos, un millón de veces menos que 5g. El equipo concluyó que el cálculo de 5g de microplásticos por semana «no representa la ingesta de una persona promedio». Incluso la estimación de 0,1 g por semana es 25.000 veces demasiado alta. Cabe destacar que la cantidad de partículas consumidas no fue la fuente de la discrepancia, de hecho, los recuentos de partículas son aproximadamente los mismos. La diferencia está solo en los supuestos utilizados para convertir el recuento en masa.
Un reporte de Full Fact también concluyó que la afirmación de que las personas inhalan el equivalente a una tarjeta de crédito de microplásticos semanalmente es incorrecta. Un análisis detallado muestra que las partículas de microplásticos inhaladas son significativamente más pequeñas que las dimensiones de una tarjeta de crédito. Por ejemplo, las fibras medían entre 177 y 237 nanómetros de largo y entre 26 y 30 nanómetros de ancho, mientras que los fragmentos tenían entre 37 y 44 nanómetros de diámetro.
Los cálculos indican que se necesitarían más de tres años y medio para inhalar el equivalente a una tarjeta de crédito de microplásticos, suponiendo una exposición continua en un entorno interior.
¿Qué podemos hacer?
Por su puesto, esto no quiere decir que la ingesta de microplásticos no debe ser tema de consideración. La correcta gestión de los residuos plásticos, la reintegración de los plásticos a la cadena de valor y la economía circular son temas urgentes para las economías globales.
Sin embargo, no todas las personas están expuestas a altas concentraciones de microplásticos de forma continua. Y si bien estudios como el del Fondo Mundial para la Naturaleza a menudo simulan los peores escenarios, se debe contar con una cobertura objetiva sobre el tema, especialmente en un contexto en el que se promueve gran desinformación en torno a la industria del plástico.
Se deben seguir realizando investigaciones y evaluaciones más precisas para comprender el verdadero alcance de la exposición a los microplásticos y sus implicaciones para la salud.
