Standard & Poor’s declaró que dicha perspectiva, se debe a la creencia de que no habrá cambios en la relación que mantiene el gobierno federal y la petrolera, y a pesar del plan financiero que hay para apuntalar a la compañía tras las perdidas de 2018 por 7 mil 551 millones de dólares, este también resulta insuficiente.
La calificación crediticia de México se mantuvo en BBB+, pero la perspectiva la cambió a negativa, lo que dejó la puerta abierta a posibles recortes, bajo crecimiento económico y falta de confianza por parte de los inversionistas.
S&P añadió que Pemex está expuesta a decisiones políticas que podrían causar conflicto entre sus objetivos financieros y de negocio. La Secretaria de Hacienda declaró que no planea emitir comentarios sobre el anuncio de la calificadora.