A nivel mundial, el plástico es uno de los materiales más utilizados y, por su durabilidad, es fundamental una gestión eficiente al final de su vida útil, de acuerdo con Natalya Duarte, directora comercial para México de STADLER.
En esta eficacia –detalla nuestra entrevistada–, el reciclaje de las aplicaciones de plástico post-consumo está a la alza.
Natalya Duarte cita a Maritza Ramírez, analista Senior (PET) de Wood Mackenzie, que durante la cumbre de LAPET Polyester & Recycling, celebrada recientemente en México, aseguró que “la demanda de PET (Polietilén Tereftalato) es del 19% en Norteamérica (Estados Unidos, Canadá y México)”.
Bajo ese contexto, y según los datos de STADLER, el PET es el material plástico que más se recicla en el mundo, de ahí que, un reciclaje de alta calidad, sea la solución para un correcto procesamiento.
“ECOCE informa que el índice de reciclaje de PET es de 58%, aproximadamente, el mayor de América Latina. La asociación asegura que el sector ha generado en los últimos 17 años, una inversión de 340 millones de dólares para la instalación de plantas de reciclaje, 2 mil 900 empleos directos y más de 35 mil indirectos”.
Un futuro más sostenible
Natalya Duarte explica que en México la mayor parte de la separación de PET se realiza de manera manual, puesto que dicho material proviene principalmente de los residuos post-consumo a diferencia de otros plásticos de origen post-industrial.
A decir de la experta en la materia, al día de hoy no existe un marco fiscal para soportar la compra a los seleccionadores que llevan a cabo su acopio (al no demostrar su origen), lo que representa un gran problema en la cadena de suministro.
Además –subraya–, no se cuenta con un marco normativo que incentive el reciclaje del PET, “no hay estímulos para llevar a cabo su separación ni penalizaciones por no hacerlo, a la vez que se carece de tecnologías eficientes y plantas de tratamiento y separación de RSU (residuos sólidos urbanos) o plantas de lavado suficientes”.
Como enfatiza el directivo, hay una carencia de infraestructura, tecnológica y legal, así como una ausencia de incentivos al sector privado. Contar con plantas de tratamiento y separación de RSU y con la tecnología adecuada –añade–, “concentraría grandes cantidades en un punto, facilitando el acceso al material, minimizando su pérdida y bajando su coste al eliminar intermediarios”.
En este sentido, Natalya Duarte recuerda la declaración de Maritza Ramírez, donde menciona que una de las mayores oportunidades en estos temas, y no sin desafíos, la tiene México, cuya capacidad instalada para procesar y recolectar PET pasará del 60% en 2019 al 80% en 2029.
Con más de 20 plantas de clasificación de botellas de plástico mixto planificadas y construidas en el mundo, y más de una decena de ellas dedicadas exclusivamente al PET, STADLER es un especialista en el campo.
Cabe destacar que la compañía se asoció con KRONES, empresa establecida en la industria de Alimentos y Bebidas, y juntas ofrecen desde la clasificación al proceso de lavado hasta la creación de un producto nuevo de plástico, ya sea de PET, PE (Polietileno), PP (Polipropileno) o PS (Poliestireno).