Miguel J. Zubiría, CEO y director general de Zubex, Industrial S.A. de C.V., comenta a AP cómo ha logrado, mediante la innovación como estrategia de negocios, posicionar a esta empresa en uno de los sectores alimenticios más exigentes: el cárnico.
En 1984, en medio de un escenario donde los envases para productos cárnicos eran importados al país por compañías extranjeras, nace Zubex, una compañía 100% mexicana, que se convirtió en una alternativa de proveeduría local de fundas para embutidos.
Los valores familiares fortalecieron sus operaciones no sólo en el mercado local, en Monterrey, N.L., sino también en toda la República Mexicana. En ese momento, el crecimiento del sector ganadero de México resultaba muy prometedor y la oportunidad no se ignoró.
Pasión por la mecánica
Miguel J. Zubiría egresó de la Universidad Regiomotana como Licenciado en Administración de Empresas, aunque más tarde descubrió que su verdadera vocación era la Ingeniería Mecánica.
Recién egresado, trabajó en Laboratorios Griffith de México, empresa del ramo alimenticio, donde pudo palpar las necesidades de envases que requiere un sector muy exigente.
Su padre, Don Miguel Zubiría, se dedicaba a la distribución de maquinaria para la industria de procesamiento de carnes. De ese modo detectó un área de oportunidad; sus clientes le solicitaban con frecuencia fundas especiales para la cocción directa de embutidos.
Para iniciar el nuevo negocio invitó a su hijo Miguel a colaborar con él, y lo envió a cursar en Alemania la especialidad de mecánica. La finalidad era que pudiera desarrollar la maquinaria que les hacía falta para producir el tipo de envases que tenían que adquirirse del extranjero.
Hacia el año 1990, gracias al apoyo de su padre, y sin quitar el dedo del renglón en ningún momento, Miguel Zubiría conjuntó la tecnología propia para que Zubex pudiera fabricar las primeras fundas elaboradas con películas mono-capa de Poliamida (PA).
“Nuestra meta era conseguir un producto resistente donde se pudiera introducir la carne cruda, se engrapara y se cociera, además que tuviera una adherencia proteica al interior”, explica Miguel Zubiría.
Los clientes: la clave del éxito
“Si lo que uno quiere es consolidarse en el mercado, lo fundamental es comprender las necesidades de los clientes”, comenta nuestro entrevistado, quien menciona que gracias a la amistad que su padre cultivaba con los usuarios, tenían muy claro el problema que debían resolver.
Como no había fabricantes locales era menester pagar anticipos para importar los envases, y los precios en dólares resultaban demasiado elevados, razón por la que a los empacadores mexicanos les urgía conseguir productos que se facturaran en pesos.
El gusto por la industria se le reveló desde muy pequeño. Con un padre que lo inspiraba y le impulsaba a crear a cada paso en esa industria. Cuando llegó el momento, se involucró de lleno en un negocio que se orientaba sin titubeos a la conquista del mercado nacional.
“Desde chiquillo tuve la suerte de concordar muy bien con mi papá. Él me incluyó en todos los ámbitos de su vida, me capacitó en la parte mecánica y, posteriormente, logré fabricar los equipos que nos permiten ahora competir a nivel global”.
Asimismo, señala que dentro de la planta se mantenía, en un principio, una política de hermetismo, debido a sus desarrollos exclusivos. Sin embargo, notaron que las oportunidades de crecimiento sólo podrían venir de las experiencias que les ofrecían a diario sus clientes y proveedores.
Actualmente Zubex cuenta con cinco líneas de co-extrusión y continúa en la industria como la única empresa mexicana que diseña y fabrica maquinaria de envase y embalaje multicapas:
“Queremos seguir como una solución a las nuevas demandas. Nos encanta resolver problemas, ayudar a que se vendan los productos. Ahora, el tema que nos ocupa atañe a los ataques contra el plástico, aun cuando nuestros productos cumplen una función específica: proteger los alimentos”.
Cimentar el futuro
Zubex se unió a instituciones educativas para concientizar al usuario final en la reciclabilidad de los materiales poliméricos. Además, desarrolló Zubiox, un producto que se emplea para proteger el jamón, es una línea de siete capas y biodegradable en 26 meses.
“El propósito es que nuestras películas, bolsas termoencogibles y todas nuestras tripas –término común con el que se conocen este tipo de envases–, sean 100% biodegradables. A finales del 2020 esperamos alcanzar este objetivo. Otro de nuestros retos es aumentar la exportación”.
“Somos la primera empresa en el mundo en obtener el nivel 3 de la SQF (Safety Quality Food), máxima certificación en procesadora de alimentos que otorga la Global Food Initiative; vamos por muy buen camino para expandirnos a nivel global”.