La limpieza de los mares es una asignatura pendiente para la mayoría de los países del mundo, pero ahora, un grupo de científicos ha descubierto cómo es que microbios marinos están evolucionando para digerir el plástico, lo que podría ayudar en los esfuerzos por descontaminar los océanos.
Bacterias que evolucionan para descomponer el plástico
Un estudio realizado por la King Abdullah University of Science and Technology (KAUST) reveló la existencia de nuevas bacterias equipadas con enzimas capaces de consumir Tereftalato de Polietileno (PET), el plástico más utilizado en botellas de bebidas, envases y textiles.
La clave de este proceso está en una enzima degradadora de PET, llamada PETasa, cuya eficacia depende de una firma molecular conocida como motivo M5.
“El motivo M5 actúa como una huella dactilar que nos indica cuándo una PETasa es funcional y capaz de descomponer plástico PET”, explica Carlos Duarte, ecólogo marino y codirector del estudio. “En el océano, donde el carbono escasea, los microbios parecen haber perfeccionado estas enzimas para aprovechar una nueva fuente de carbono artificial: el plástico”.
Del plástico indestructible al banquete microbiano
Durante décadas se creyó que el PET era prácticamente indestructible. Todo cambió en 2016, cuando investigadores japoneses identificaron una bacteria capaz de alimentarse de residuos plásticos en una planta de reciclaje. Su hallazgo marcó el inicio de una nueva línea de investigación en biodegradación de plásticos.
Ahora, el equipo de KAUST confirma que los microbios marinos también han desarrollado enzimas similares. Mediante herramientas de inteligencia artificial, análisis genético y pruebas de laboratorio, los científicos descubrieron que solo las bacterias con el motivo M5 pueden degradar eficazmente el PET.
El estudio analizó más de 400 muestras oceánicas de los siete mares y encontró versiones funcionales de la M5-PETasa en casi el 80% de las aguas estudiadas, desde las zonas superficiales hasta las profundidades abisales. Según Intikhab Alam, investigador sénior y codirector del estudio, esta capacidad podría representar una ventaja evolutiva clave para la supervivencia microbiana en entornos con escasos nutrientes.
Una respuesta natural ante la contaminación humana
El incremento de estas enzimas representa una respuesta temprana de la naturaleza frente a la contaminación plástica global. Sin embargo, Duarte advierte que el proceso natural es demasiado lento:
“Para cuando los plásticos llegan a las profundidades marinas, los daños a la vida marina y a los seres humanos ya se han producido”.
Aunque los microbios marinos no bastan por sí solos para limpiar los océanos, su descubrimiento abre la puerta al diseño de enzimas industriales más eficientes para el reciclaje en circuito cerrado.
“Las variantes naturales de la PETasa evolucionadas en las profundidades marinas son modelos perfectos para optimizar en laboratorio y aplicarlas al reciclaje de plásticos en plantas de tratamiento o incluso en el hogar”, señala Duarte.
Así, el motivo M5 se convierte en un modelo clave para futuras aplicaciones biotecnológicas. Si la ciencia logra reproducir su eficiencia, los aliados más prometedores contra la contaminación plástica podrían encontrarse en el lugar más inesperado: el abismo marino.
En Ambiente Plástico y Ambiente Plástico Formación trabajamos para ti
Te informamos, orientamos y capacitamos para que tomes las mejores decisiones en los procesos de transformación de plásticos, y mantengas tu liderazgo en la industria.
Síguenos en nuestras redes sociales y mantente siempre actualizado:
🔹 Facebook
🔹 X / Twitter – @ambientplastico
🔹 X / Twitter – @PlasticoMexico
🔹 LinkedIn
🔹 YouTube
 
				 
								 
															 
				 
				 
				 
								 
								
 
								 
								