La crisis sanitaria, a casi dos años del surgimiento del SARS-CoV-2, sacude los cimientos de la economía mundial, y remueve la consistencia de los distintos mercados. Ya no es igual el modo de hacer negocios. Pocos meses después de que el nuevo coronavirus estallara en Wuhan, China, las industrias más afectadas tuvieron que poner en práctica todo el arsenal de su creatividad para poder sobrevivir.
En este lapso de cuarentena prolongada, cambiamos, sí, pero no con el objetivo de modernizarnos, sino para no hundirnos; lo que, sin buscarlo necesariamente, acarreó muchos beneficios a la industria, la sociedad y el gobierno, e inclusive en temas tecnológicos.
Sin embargo, ante los retos actuales, la colaboración entre los industriales de los distintos clústeres sigue siendo crucial para enfrentar los desafíos de los próximos años, donde sobresale, además, una agenda ecológica a nivel mundial que, por cierto, se ha visto rezagada por efectos de la pandemia.
De hecho, la transición de una economía lineal a una circular requiere de un esfuerzo coordinado por los diferentes sectores involucrados, y sin duda el sector privado es uno de los principales habilitadores para darle forma a este proceso, ya que contribuye con el diseño circular, en primera instancia, hasta con la eficiencia en el uso de materiales, además de comunicar y persuadir a los consumidores sobre los beneficios de este nuevo modelo de negocio impulsado por distintas organizaciones internacionales, entre ellas la Ellen MacArthur Foundation.
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Hoy por hoy, una de las grandes tendencias en el mercado es reducir los costos de producción a partir del uso eficiente de los insumos y, de paso, los riesgos por escasez y volatilidad de precios, lo que, hay que decir, abre nuevas brechas laborales y de negocio en línea con la visión “verde” en la que se perfila el mundo; y, dicho sea de paso, amenazado no sólo por las fake news sobre el plástico y otros temas conspiracionales, sino por variantes del COVID-19 que parecen no tener fin.
Producción, uso y destino de todos los plásticos transformados, global vs México
En este análisis incluimos tres gráficos para representar hacia donde se dirigen los distintos tipos de plásticos y, no hay duda de que, en la mayoría, se transforman en Envase y Embalaje.
La primera gráfica se obtiene de un estudio desarrollado por Science Advances, donde se puede apreciar que, en el mercado global, el segmento de Envase representa el 36%, el cual incluye tanto los flexibles como las películas y los rígidos que abarcan: botellas, tapas, estuches, cajas, blisters, entre otros.
En el ámbito mundial, el sector de la Construcción ocupa el segundo segmento, con un impacto del 16% de los plásticos que se producen, donde sobresalen los distintos tipos de tubería, amén de una gran variedad de artículos, desde ventanas, tinacos, tejados, cables, pisos, domos, hasta celdas solares y diversos elementos decorativos.
El estudio de Science Advances, a diferencia de lo que se ha considerado en el análisis que llevamos en Ambiente Plástico, se incluyen los plásticos que luego se convierten en fibras textiles sintéticas, sobre la base de un consumo global estimado de 440 millones de toneladas, es decir, 64 millones de toneladas equivalentes al 16% del consumo.
La segunda gráfica, con un consumo total de plásticos de 7.7 millones de toneladas, presenta los mercados en México; se nota claramente que el mercado de Envase también se posiciona en primer lugar, con el 40% del total de la demanda, lo cual nos aproxima al estándar global.
En México, la Construcción se va a la tercera posición, debido a que, por costumbre y por razones culturales, se sigue prefiriendo el uso de materiales tradicionales, no obstante, las oportunidades de desarrollo y crecimiento pueden ser muy atractivas.
Por último, se denomina Consumo al sector que engloba productos para el hogar, juguetes, artículos deportivos, decorativos, calzado y jardinería, principalmente. Aquí participan la mayoría de los plásticos, aunque predominan los commodities, tal como se puede apreciar en la gráfica 3, que, a su vez, también indica cuáles son los plásticos que sobresalen en cada uno de los mercados. En contraste con el segmento de Consumo, se observa que las aplicaciones para los sectores Automotriz y Eléctrico-Electrónico, los plásticos de mayor participación son los copolímeros de estireno y los técnicos.
Los esenciales en tiempos de pandemia
El plástico se posiciona como la mejor alternativa de envases. La industria del Envasado de alimentos sigue siendo el principal consumidor de películas de envasado. Debido a la pandemia, los envases de productos farmacéuticos y para el cuidado personal también han mostrado una actividad importante dentro de este segmento de mercado. Las materias primas clave utilizadas en las películas de embalaje incluyen LDPE, LLDPE, HDPE, BOPP, CPP, BOPET, PVC, EVOH, PLA, PVDC, PVOH, entre otras.
Siguiendo la línea de la economía circular, a pesar de que el rPET presenta precios elevados debido a lo complejo del acopio por el COVID-19, adoptar este material para el sector de Envases y Embalajes para alimentos será una tendencia en los próximos años.
Por su parte, el PP ofrece muchas oportunidades en lo que toca a economía circular, no así el EPS o Unicel que, a pesar de ser reciclable, representa un gran reto para el acopio por su peso liviano, según refiere Alberto Herrera Jovel, director general de Carvajal Empaques Región Norte.
En este sector, recordemos que el 1 de enero de 2020 entró en vigor la ley que prohíbe en la Ciudad de México el uso de “bolsas de camiseta”, producto que, si bien ya era utilizado por los consumidores para contener sus residuos en casa, meses después serían todavía de mayor utilidad para contener los residuos biológicos infecciosos que empezaron a multiplicarse con la llegada y propagación del COVID-19 a la ciudad y en todo el país.
Esta necesidad, tanto como el plástico en el sector Médico: cubrebocas, cofias, caretas, guantes, jeringas…, subraya la importancia de este material en el quehacer cotidiano y las áreas de oportunidad de toda legislación antes de prohibir.
Por la pandemia y por las prohibiciones, muchas PyMEs dedicadas a la transformación del plástico cerraron sus puertas, y otras, para sobrevivir, al igual que grandes empresas en la categoría “actividad no esencial”, tuvieron que incursionar en nuevos negocios, como en la fabricación de aplicaciones para el sector Salud.
Por ejemplo, Depaxa y Elypsus Comercial, en Jalisco y Estado de México, respectivamente, hicieron un negocio redondo con la producción de hasta 140 cubrebocas por minuto con tecnología de MAINCASA, de modo que ningún ambientalista ha quedado desprotegido.