De manera reciente, circulan notas referentes a las carreteras elaboradas con materiales reciclados, en específico con plástico. Muchas de ellas nos muestran ideas que se quedaron en el intento, pruebas piloto, prototipos que no han sido patentados o no han recibido el apoyo necesario, debido a que se favorece un solo tipo de industria. Lo cierto es que pocos casos son ya una realidad.
Lo que sí es un hecho, es que, cada vez más, existe una necesidad de encontrar soluciones que permitan reincorporar una cantidad enorme de desechos, disminuir las emisiones de CO2, reducir el uso de combustibles y minimizar costos. Lo anterior no sólo para generar un desarrollo sustentable y sostenible, sino también para enfrentar los ataques que está viviendo la Industria del Plástico –gran parte de ellos generados por el desconocimiento–.
Paso que dure y no trote que canse
Mauricio Esguerra, de origen colombiano, licenciado en Física por la Technische Universität München (TUM) y doctorado por The Ohio State University, fue distinguido en la German Innovation Award 2018 al presentar un nuevo uso del plástico, que consiste en una carretera capaz de recargar los vehículos, así como un sistema purificador de agua destinado a países con pocas fuentes de energía.
El proyecto automotriz inició en 1996, cuando combinó material plástico relleno de cerámica magnética. Años más tarde, incorporó hormigón magnetizable para brindar mayor funcionalidad al material. El largo proceso de prueba y error, transitado junto a su colega y socio Ralf Lucke, demuestra la capacidad de convertir los problemas en soluciones.
El desarrollo ha pasado por la aplicación de rieles –incomodos en cuanto a uso y seguridad–, la adaptación de baterías y vehículos con paneles de carga inductiva, pruebas en cuanto a materiales, espacios, impacto urbano y uso de energías alternativas. A final de cuentas, el avance en otros ámbitos de la tecnología permitió incorporar la recarga inalámbrica o wireless para satisfacer la demanda de energía en los vehículos en movimiento, esto último conocido como carga dinámica.
De la mano va la generación de vías capaces de transportar electricidad y alimentar su propia iluminación. Asimismo, como el equipo que suministra la recarga se encuentra debajo del asfalto, lo vuelve contra robo y también evita los accidentes que pudieran sufrir los usuarios.
Junto con el beneficio medioambiental, se pretende motivar la economía circular. Como señala Mauricio Esguerra, la innovación da vida infinita a un material pues en el mundo se produce anualmente 300 mil toneladas de cerámica plásticaque tiene en su composición Policloruro de Vinilo (PVC).
Las carreteras que recargan vehículos han comenzado a operar en el mercado de transporte en Salo, Finlandia. Se busca una alianza comercial en Changzhou, China, así como en varios campus universitarios de Berlín. Se pretende que la tecnología sea popular en dos o tres años y que la industria automotriz desarrolle autos capaces de recibir carga inductiva, esto último permitirá baterías más pequeñas y, por ende, menor contaminación.
Distintos caminos hacia el desarrollo sostenible
La historia del también cofundador de Magment, se suma a los esfuerzos realizados en los Países Bajos por parte de la empresa de construcción VolkerWessels con sus vías de plástico reciclado; así como a los miles de kilómetros de carretera elaborada en la India, gracias a la iniciativa del profesor de química Rajagopalan Vasudevan; o bien el plástico granulado, derretido y mezclado con el asfalto en Vancouver, Canadá. Sitios en donde se ha demostrado la efectividad contra inundaciones y calor extremo.
Como si se tratase de una metáfora, el final del camino se consigue con la armonía entre las industrias, consumidores y medioambiente. Pero en el trayecto se deben colocar señalamientos que permitan el ahorro, disminuyan la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y nos aligeren la vida.
