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Los desafíos del cubo de Rubik

Erno Rubik es el inventor del famoso cubo que lleva su nombre: El Cubo de Rubik presenta 26 cubitos externos, con diferentes colores por cada lado, y uno «invisible» en su interior, en el que reside el mecanismo que permite girar las piezas en diferentes direcciones.
Aunque los hay de madera, está hecho con plástico y sujetado por un mecanismo de ejes que permite a cada fragmento, girar independientemente. La finalidad del juego es volver el cubo a la posición original, para que cada cara ofrezca el mismo color. Tiene más de 43 mil billones de combinaciones posibles, de las cuales sólo una permite cumplir con el objetivo.

Antecedentes históricos

Erno nació en Budapest, Hungría, el 13 de julio de 1944, en plena 2a Guerra Mundial. Es un artista, escultor, arquitecto y diseñador, es decir, un creador con muchas facetas –un hombre ecléctico–, tal como su famoso cubo.
Su mamá era poeta, y el papá, ingeniero aeroespacial (estableció una fábrica de planeadores). Ambos, con seguridad, influyeron en su talento y sensibilidad. Estudió en la Kommerziellen Kunstschule (o escuela de arte comercial) y se graduó en Ingeniería Civil en la Universidad de Budapest en 1967. En la década de los años 70, ingresó en la Academia de Artes Aplicadas y Diseño.
Luego trabajó como arquitecto una temporada y regresó a la academia de arte de la capital húngara para convertirse en profesor de Diseño interior y, poco después, en presidente de la facultad en donde estudió.
La concepción y la realización del primer prototipo del cubo de Rubik fue en 1974, cuando desarrolló un sólido capaz de retorcerse y girar sin romperse ni caerse en pedazos: al inicio, su único afán fue crear un objeto educativo para explicar a los alumnos las relaciones espaciales.
Por eso sólo fue conocido entre un pequeño círculo de intelectuales húngaros, sobre todo matemáticos, que se sintieron fascinados por las opciones estadísticas y teóricas del entretenido invento.
Erno lo patentó en su país natal en el año 1975. Los primeros fueron hechos y distribuidos por Politechnika y se comercializaban como “Magic Cubes” (o “Buvos Kocka”). Eran más pesados que los actuales.
La popularidad se multiplicó de boca en boca. En esos años Rubik editaba en Hungría una revista de ingenio y crucigramas llamada «… És játék» («… Y juegos«), que se difundió con éxito. Casualmente, un matemático inglés se enteró del cubo y publicó un artículo que propició su fama.

La historia continúa 

En septiembre de 1979, Rubik contactó a Tom Kremer, un especialista en juguetes, y alcanzó un acuerdo con Ideal Toys para distribuirlo en todo el mundo. Su presentación a nivel internacional tuvo lugar a comienzos de 1980, en las Ferias del Juguete de Nuremberg, París, Londres y Nueva York.
Más pronto de lo que imaginó, su juguete hizo chuza en las tiendas de Europa y América, y en pocos años se volvió el rompecabezas más popular del globo. Se vendió tanto que en 1982 se contabilizaron más de ¡100 millones de unidades!
La licencia se registró en Hungría, por primera vez, como «Cubo Mágico«, y luego, en todo el mundo, como «Cubo de Rubik«: el producto de la patente lo hizo la persona más rica de Hungría. Y cómo no, si en 2009 se vendieron alrededor de ¡350 millones de unidades!
En 1983, Erno creó la «Rubik-Studio«, para el diseño de muebles y juegos, y en 1990 se convirtió en presidente de la Academia de Ingeniería de Hungría, donde estableció la «Fundación Rubik» para promover y apoyar el talento de jóvenes ingenieros y diseñadores. Más tarde, con la llegada, difusión y desarrollo de los videojuegos y computadoras prestó asesoramiento en esta área.
Hay muchas variantes del cubo de Rubik –ahora casi siempre de plástico: una de 2×2×2 (el «Cubo de Bolsillo«); la estándar, de 3×3×3; el de 4×4×4 (también llamado «La venganza de Rubik«), y otra más de 5×5×5 (mejor conocido como «El Cubo del Profesor«).
Asimismo, se desarrollaron otras versiones de 6×6×6, 7x7x7 y 8×8×8. Y por si fuera poco, desde el año 2010 se comercializaron los cubos con mayor grado de dificultad.
El juego permite 43.252.003.274.489.856.000 permutaciones; y gracias a un algoritmo ahora es posible resolverlo con tan solo 20 movimientos.
Ernö Rubik vive aún en Budapest, casado desde 1977 y con una hija nacida en 1978. Tiene fama de callado e introvertido. No da entrevistas, lo que le creó un aura de misterio. Inclusive, no asiste a los campeonatos mundiales del famoso Cubo de Rubik, exceptuando una breve aparición que tuvo lugar en la capital húngara en 2007.
En 2009, para volver locos a los aficionados, apareció un nuevo rompecabezas, el Rubik 360, compuesto por distintas esferas.
 

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