¿Qué es la logística inversa del plástico y por qué será obligatoria en Brasil a partir de 2026?

La logística inversa en la industria del plástico se ha convertido en un tema crucial dentro de la transición hacia la economía circular. Este enfoque busca que los productos plásticos y sus envases regresen desde el punto de consumo hasta el fabricante para ser clasificados, reutilizados o reciclados, evitando que terminen en vertederos o en el medio ambiente.

En Brasil, esta práctica dejará de ser voluntaria para convertirse en una obligación legal a partir de 2026, conforme al Decreto n.º 12.688, promulgado en octubre de 2025. La norma establece un sistema nacional de logística inversa para envases plásticos primarios, secundarios y terciarios, que entrará en vigor gradualmente a partir de enero del próximo año.

La nueva medida busca cumplir con metas de 22 % de contenido reciclado y 32 % de recuperación de materiales plásticos.

Un cambio estructural para la industria

El nuevo decreto responsabiliza directamente a fabricantes, importadores, distribuidores y comerciantes de garantizar el retorno y la correcta gestión de los envases que ponen en el mercado. Las empresas podrán elegir entre operar un sistema propio o integrarse a un modelo colectivo administrado por una entidad gestora. En ambos casos, deberán demostrar anualmente el cumplimiento de sus metas ante el SINIR (Sistema Nacional de Información sobre la Gestión de los Residuos Sólidos).


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El reglamento también promueve la participación de cooperativas de recicladores y la creación de infraestructura de recolección y clasificación, que incluye puntos de entrega voluntaria, unidades de separación automatizada y plantas de fabricación de resinas recicladas posconsumo. Además, las compañías estarán obligadas a financiar sus sistemas de retorno, implementar campañas educativas e informar a los consumidores sobre cómo devolver correctamente los envases usados.

Metas ambientales y transición gradual

Cabe destacar que el marco legal fija una hoja de ruta ambiciosa: alcanzar un 37% de recuperación para 2030 y un 50% para 2040, mientras que el contenido reciclado deberá subir al 30% y 40% en esos mismos años, respectivamente.

Las grandes empresas deberán cumplir desde enero de 2026, y las pequeñas y medianas a partir de julio de ese mismo año. Algunos sectores, como el de envases alimentarios, contarán con excepciones por razones sanitarias.

Hacia una economía circular real

Más allá del cumplimiento legal, el nuevo sistema representa un paso decisivo hacia un modelo de producción y consumo más sostenible. Obliga a los fabricantes a repensar el diseño de sus envases, priorizando materiales reciclables, duraderos y con mayor contenido reciclado. También fortalece la trazabilidad de los residuos mediante auditorías y reportes anuales, con el fin de garantizar transparencia y eficacia en toda la cadena.

En un contexto global donde la Unión Europea también impulsa leyes para reducir la pérdida de pellets y crear un mercado único de materias primas secundarias, la medida brasileña refuerza el compromiso regional con la economía circular y la reducción del impacto ambiental del plástico.

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