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Las formas de la plastilina: ¿qué es y cómo cambió el mundo?

La plastilina, sobre todo, es para los niños; es uno de los materiales que no pueden faltar en los colegios, pues, además de despertar la creatividad de los niños, también les permite expresar a través de la creación de figuras sus ideas o sus sueños o sus pesadillas.

Se compone de sales de calcio, vaselina y demás compuestos alifáticos, principalmente ácido esteárico y otros ingredientes como el aceite, que le dan esa propiedad como de goma y que otorga la facilidad de moldearse y hacerla apta para que los niños la usen para expresarse. Hoy cuenta con una extensa variedad de colores. Y cabe recordar que también es utilizada por algunos artistas plásticos contemporáneos como recurso pictórico a modo de «pintura» con textura maleable. De hecho, en la ciudad de Zamora de Hidalgo, en Michoacán, se halla el Museo de Historia «Tu Mundo en plastilina», donde se muestra la historia mediante figuras de plastilina.

Hay muchas marcas en el mercado, inclusive con brillos o fluorescencias. Por otro lado, la plastilina ha servido también en la animación de producciones de cine y televisión para que niños, niñas y adultos puedan disfrutar de gráficos diferentes y originales con stop motion, que consiste en modelar las figuras con plastilina y trabajarlas para la filmación. Cada cambio de pose exige tomar un fotograma que al ser proyectado con los demás, a la velocidad de 25 imágenes por segundo, ofrece la sensación de movimiento. Varias cintas de plastilina han ganado ya algunos Oscares.

Hasta los arquitectos la usan con frecuencia para hacer maquetas. Además, se ha observado que puede ser un desestresante para niños hiperactivos. Pero ¡aguas!, la plastilina puede contener gluten, como en el caso de Play-Doh, que tiene trigo entre sus ingredientes. ​ El uso de plastilina con gluten supone un riesgo para las personas que padecen algún trastorno relacionado con el gluten, como la celiaquía, y causar contaminaciones inadvertidas.


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Historia y orígenes

Con una antigüedad de más de 100 años, la plastilina se vende prácticamente en cada rincón del planeta y sigue extendiendo su historia. En la actualidad, pueden encontrarse plastilinas de diversos tipos, con variaciones de sus creaciones originales, y se siguen creando mezclas, asegurando la vigencia de este fantástico material cuya paternidad se lo disputan ingleses y alemanes (y estadounidenses).

Por un lado, su creación se le atribuye a Franz Kolb, dueño de una farmacia en Múnich, quién lo registró en 1880. En aquella época, Munich era un centro de artes, y entre los amigos de Kolb había escultores, quienes se quejaban de que la arcilla que usaban para modelar sus piezas se secaba muy pronto, casi que de inmediato. Kolb atendió la queja y después de muchos años de pruebas, dio finalmente con la solución.

Animado por las buenas críticas recibidas de sus amigos y por las felicitaciones de varios directores de escuelas de arte, el farmacéutico decidió patentar aquel producto. Inicialmente el producto se empezó a comercializar en 1890 con el nombre de “Kunst-Modellierthon” (arcilla artificial para modelar) y se puso de moda entre los artistas, que la empezaron a llamar “Plastilina”, y Kolb la registró con ese nombre.

Las formas de la plastilina: ¿qué es y cómo cambió el mundo?

Sin embargo, otro personaje vinculado al origen de la plastilina es el del inglés William Harbutt, un profesor de arte que buscaba un material más accesible para que sus alumnos usaran en sus esculturas un elemento que no se secara. Y casualmente creó una mezcla similar a la patentada por el alemán, tanto así que, en la cultura británica, Harbutt es el inventor de la plastilina. Así que, más allá de si uno u otro fue el inventor, los primeros en utilizarla fueron los estudiantes de arte, que vieron en la plastilina una masa fácil de moldear para concebir sus modelos.

El descubrimiento de Harbutt logró una patente de la época, y lo destaca como su inventor, sin embargo, su licencia fue asignada hasta 1899, año desde el cual inició su producción, lo que abrió sospechas de que su creación era una copia del invento de Franz Kolb. A pesar de ello, William Harbutt es considerado uno de los más grandes precursores de la plastilina, pues como tal, y a diferencia de Kolb, fue un profesor de arte, lo cual le permitió, no solo aportar su mezcla, sino también su libroPlastic Harbutt’, un compendio que enseñaba diferentes técnicas para trabajar con plastilina como material didáctico para los colegios, con técnicas como el ensamble y el modelado; su libro se tornó en una obra maestra para el arte de modelar con plastilina. Más adelante, y enfocándose en el mercado escolar, Harbutt le dio una de las principales características de la plastilina actual: ‘Color’, convirtiéndola en un producto mucho más atractivo.

El otro inventor en EU

La plastilina de Estados Unidos surgió por serendipia. Por azar. Una empresa de servicio empleaba una pasta de color blanco, blanda y flexible, para limpiar el hollín que se acumulaba en las paredes de papel tapiz de las casas. Antes de la Segunda Guerra Mundial, Joseph McVicker, director de Kutol Products, se dedicaba únicamente a quitar el hollín de los muros, pero con los cambios en la calefacción de las casas, con la electricidad y con otros medios menos sucios, la compañía tenía cada vez menos paredes que limpiar y estuvo a punto de caer en bancarrota, hasta que, por cosas de la suerte, los alumnos de su cuñada comenzaron a usar en clase para modelar la pasta del limpiador de Kutol.

De ese modo, McVicker, y su cuñada, que utilizó el compuesto como juguete, salvaron a la empresa de la bancarrota y rediseñaron el producto. Lo llamaron Play-Doh (Plastilina en inglés se escribe «playdough», o masa de juego y a la cuñada se le ocurrió que el nombre podía ser una transcripción fonética, es decir… Play-Doh). McVicker solicitó una patente en 1956, pero se la concedieron hasta el 26 de enero de 1965.  Aun así, dio a conocer el Play-Doh en una convención educativa, tras lo cual algunas tiendas departamentales comenzaron a interesarse en la venta minorista del producto. Desde entonces Play-Doh ha generado una cantidad considerable de mercancías derivadas, tales como The Fun Factory, un set con accesorios de plástico para moldear la pasta de diversas formas. En 2003, la Asociación de la Industria del Juguete incorporó a Play-Doh en su listado de «los mejores juguetes del siglo». Según la revista Fortune, Play-Doh vendió más de 3.000 millones de potes desde su debut como juguete infantil en 1956.

La propiedad de la marca Play-Doh fue pasando de mano en mano. En 1965, General Mills compró Rainbow Crafts por 3 millones; en 1971, Rainbow Crafts y Kenner se fusionaron; en 1987, Tonka Corporation compró a ambas empresas y finalmente, en 1991, Hasbro se convirtió en el propietario de Play-Doh.

En México Play Doh fue comercializada con el nombre de «Súpermasa» junto con varios kits de juego por la fábrica de juguetes Lili Ledy hasta principios de la década de 1980.

Las 10 películas de plastilina más famosas

Cavernícola (2018), La oveja Shaun: La película (2015), Explosión galáctica (1979), James y el melocotón gigante (1996), Pesadilla antes de navidad (1993), Las aventuras de Mark Twain (1985), Los PJ (1999), Mary y Max (2009), La felicidad de los katakuri (2001), Los Boxtrolls (2014).

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