El Washington Times, en una nota, advierte que la paranoia ha llevado a Estados Unidos a estigmatizar el plástico de un solo uso sin hacer consideraciones que deben tomarse en cuenta. Entre los productos más perseguidos está la bolsa de plástico.
La nota comienza con un breve recuento: “A finales de los años 50, el ingeniero sueco Sten Gustaf Thulin inventó la bolsa de plástico”. Subraya que fue “diseñado para proteger el medio ambiente eliminando progresivamente las alternativas de papel y tela (y salvando árboles)”, y subraya que “el plástico representó el 80% del mercado europeo de bolsas en 20 años. El mercado estadounidense hizo lo mismo a principios de los años 1980, cuando los supermercados Kroger y Safeway hicieron el cambio”.
El recuento concluye que “…el invento de Thulin fue una señal de progreso científico sin precedentes, que ayudó al planeta con un producto más limpio y al mismo tiempo hizo que las compras fueran más cómodas”.
Escrita por Rick Berman, adelanta que en 2023: “la Suecia natal de Thulin ha marcado el comienzo de una nueva era de progreso, afirmando su legado y el impacto positivo del plástico en todo el mundo. El gobierno sueco anunció recientemente planes para abolir el impuesto a las bolsas de plástico en noviembre de 2024”.
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La ministra de Clima y Medio Ambiente de Suecia, Romina Pourmokhtari, señaló que: «Estamos convencidos de que los suecos utilizan las bolsas de plástico de forma inteligente en su vida diaria y que no hay ninguna razón por la que deban ser más caras».
Así es. “No hay ninguna razón científica para que los activistas ambientales conviertan a la mayoría de los productos plásticos en chivos expiatorios como supuestos asesinos del clima. De hecho, los plásticos han hecho que nuestro mundo sea más seguro y saludable en formas que la mayoría de nosotros damos por sentado”.
Además, el autor del ensayo reitera que “…los verdaderos científicos prefieren el plástico a las alternativas”.
Según el Ministerio danés de Medio Ambiente (la versión danesa de la Agencia de Protección Ambiental), la producción de botellas de plástico tiene un impacto ambiental menor que las latas de aluminio, los envases de vidrio, las cajas o los cartones. Investigadores daneses informan que las latas de aluminio utilizan exponencialmente más energía en su producción, “mientras que las botellas de plástico emiten la menor cantidad de gases de efecto invernadero, incluso menos que los cartones y las cajas”. Y se pregunta: “¿Qué tal el vidrio? Es la misma historia”.
Según un estudio del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres, la producción de vidrio consume mucha energía, lo que lo convierte en un sustituto mediocre.
El estudio encontró que, si todas las botellas de plástico que se utilizan hoy en día estuvieran hechas de vidrio, las emisiones de carbono adicionales producidas equivaldrían a la cantidad de carbono liberado por 22 centrales eléctricas alimentadas con carbón, produciendo suficiente electricidad para abastecer a un tercio del Reino Unido.
Probado: Los plásticos son mejores para el ambiente
Según un estudio de McKinsey & Co., los productos de plástico son mejores para el medio ambiente que las alternativas en 13 de los 14 productos analizados. Y no nos olvidemos de los árboles: el plástico salva decenas de millones de árboles cada año.
En su nota, el Washington Times resalta que “Sten Gustaf Thulin estaría orgulloso de ello”. Y, entre signos de admiración anota que “Lo que Thulin no apreciaría es el embalaje de papel para alimentos que está en el centro de la crisis de residuos en Europa. Según una coalición no gubernamental europea, el papel por sí solo genera más de 32 millones de toneladas de desechos al año, más que el plástico y el vidrio juntos”.
A todo ese desastre añada el efecto de los popotes de papel, que fueron etiquetados con una dosis de peligrosos «químicos permanentes», también conocidos como PFAS (perfluoroalquilo y polifluoroalquilo). “Recuerde eso cuando le lleven su refresco con un popote de papel.
Qué pasa en Estados Unidos con los plásticos
Berman, el autor de la nota, se pregunta hacia el final de su escrito: “¿Por qué la comunidad académica estadounidense no ha profundizado en las realidades contraintuitivas del uso del plástico? ¿Por qué Suecia ha visto la luz mientras ciudades como Los Ángeles y San Francisco imponen prohibiciones e impuestos al plástico motivados emocionalmente y que van en contra de la ciencia?” E Insiste que la administración Biden se ha propuesto eliminar gradualmente el plástico en nombre de la “justicia ambiental, pero no en nombre de la ciencia”.
Y enumera otras torpezas se suman a la prohibición: “En Pittsburgh, la última ciudad en subir al tren de la prohibición de bolsas de plástico se castiga a los ciudadanos con un impuesto y propone que los restaurantes de comida para llevar utilicen bolsas de papel con revestimiento de plástico para compensar los derrames de alimentos”. Sin embargo, las bolsas con revestimiento de plástico no se pueden reciclar fácilmente, dado el medio mixto”, aclara el autor de la nota.
En Massachusetts, por otro lado, se anunció recientemente que las agencias estatales tienen prohibido comprar “botellas de plástico de un solo uso”, a pesar de que “estas botellas son claramente de usos múltiples cuando se reciclan en una variedad de otros productos, incluidas botellas nuevas”.
La nota concluye con una pregunta que podría generalizarse a todo el globo: “Los suecos están iluminando el final de nuestro largo y oscuro túnel. ¿Cuándo lo verán los responsables políticos de Estados Unidos?”
