Inevitable y necesaria. Siempre digo que la electromovilidad tiene estas dos características. No es una moda, desde hace rato pisó su propio acelerador y se ha convertido en el “must be” de la movilidad mundial.
Casi todos los días vemos titulares de medios en diferentes países en los que anuncian compromisos con fechas específicas para dejar de producir y/o usar autos de combustión interna, como Noruega -2025- y Dinamarca -2030-; California con una revolución eléctrica mucho más avanzada que incluso varias naciones. Luego, ante la oleada de semejantes dead lines, a las grandes armadoras de autos no les ha quedado de otra que ajustar sus estrategias para alinearse y han comenzado sus propios compromisos para electrificar los vehículos que producen. Bentley y Ford anunciaron que para el año 2030 solo producirán y venderán autos eléctricos, y Chevrolet, que es el mayor fabricante estadounidense de vehículos, hizo el mismo pronunciamiento con fecha de 2035.

Con todo esto sucediendo alrededor del mundo, donde comprobamos que definitivamente la electromovilidad es inevitable, la ruptura a la inercia de la movilidad propulsada por fósiles es más evidente que nunca. Entonces, hablando de ello, ¿Dónde queda la Ciudad de México (CDMX)? Una de las urbes más grandes del planeta y donde existe una necesidad urgente por disminuir las emisiones de contaminantes que se producen diariamente.
CDMX y las zonas aledañas con las que conforma la zona conocida como megalópolis del centro de México y en la cual viven más de 22 millones de habitantes, logra ser así la región más poblada de Latinoamérica y donde millones de personas necesitamos movernos diariamente… ¡y nos movemos diariamente! Hablemos entonces de las dos formas más contaminantes de hacerlo: el transporte público y los autos particulares, ambos impulsados por combustibles fósiles.
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Tenemos así a por lo menos dos decenas de millón de mexicanos moviéndose en un parque vehicular aproximado de más de 9 millones de vehículos que junto con el transporte público y de carga causan más de 80% de la contaminación del país*, dejando además de un aire opaco, a cerca de 20,000 personas muertas al año por enfermedades respiratorias directamente relacionadas a las emisiones de los vehículos**. Con esto queda clara la segunda característica mencionada al inicio: la electromovilidad es necesaria.
¿Es necesario movernos? Definitivamente. Y sabiendo el enorme costo y la afectación a nuestra calidad de vida por la forma en que lo hacemos y sabiendo también que ya hay alternativas para movemos en transporte eléctrico, ¿deberíamos continuar haciéndolo de la misma forma? ó ¿deberíamos comenzar a electrificar nuestra movilidad en la Ciudad de México e incluso en nuestras grandes urbes del país?
Ahora sí; hablando de electromovilidad en CDMX ¿Cómo vamos?
Vamos bien. Hay mucho esfuerzo por parte de la iniciativa privada para crear el camino para la electromovilidad como nueva forma de agilizar el traslado de millones de ciudadanos por toda la urbe, y en la que el eje central del asunto son las personas y sabiendo que la vida en el siglo XXI debe protegerse y disfrutarse, sin privarnos de movernos con calidad y tiempo razonado.
La realidad es que veremos muchos más autos eléctricos rodando por nuestras calles en poco tiempo. El crecimiento de la venta de autos eléctricos en nuestro país crecerá de forma vertical en muy pocos años y hay metas ya deseadas por parte del gobierno, como que el 50% de los autos que se vendan en México para el año 2030 sean eléctricos y el 90% para el año 2050. Entonces pasaremos de vender solo 300 autos eléctricos por año a cuando menos 500,000 en este lapso proyectado.
No quiero dejar de mencionar que justamente el primer auto eléctrico mexicano es de origen capitalino. Así que hablando de electromovilidad en CDMX, repito … vamos bien.
¿Cómo lo estamos logrando en Zacua?
Nacida en 2017, Zacua crece como un sueño que rápidamente se concreta en una idea muy puntual: crear un auto eléctrico, urbano, 100% mexicano. Un año después, inauguramos nuestra planta de ensamble en Puebla. En 2019, aunque complicado como todo emprendimiento, nos permitió llevar al mercado a nuestros primeros 25 autos. En 2020, llegó la pandemia y la oportunidad de replantear rumbo a 2021 con el objetivo de cerrar por encima de los números del 2019 con los modelos Zacua MX®2, Zacua MX®3 y proyectos de camionetas eléctricas para carga de última milla.
De todas las tendencias automotrices, la de los autos eléctricos es la más importante por encima de la conectividad y la digitalización. Por lo tanto, se prevé un aumento sostenido en la venta de autos eléctricos en los próximos años.
Con respecto a su fabricación, toda la carrocería de Zacua está hecho con termoplástico ABS de calidad industrial, un super material que empieza a adoptarse en la industria Automotriz en pequeñas cantidades porque actualmente es costoso. Las características de este termoplástico es que nos permite desarrollar un auto ligero, resistente a golpes y altas temperaturas, térmico, flexible, ecológico, reciclable. Por ejemplo, en un golpe ligero, la carrocería lo resiste y regresa a su forma normal.
Y los retos que se enfrentan por la pandemia y el TMEC son importantes pero manejables bajo esquema de integrar cada día más proveedores locales a nuestro modelo de negocio.
*Estadísticas obtenidas de INEGI
**Estadísticas obtenidas de la OMS
Autores: Nazareth Black, CEO de Zacua