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El triángulo del reciclado

Europa lleva la delantera en sacarle provecho económico, además del social y cultural

Con cifras del 2017, los residuos mundiales llegaron a un 1 billón de toneladas. El país que mayores desechos genera sigue siendo Estados Unidos, con 236 millones de toneladas cada año, seguido de Rusia, con 200 millones de toneladas.
Hay países en donde la cultura, la educación, sobre todo, y la falta de visión económica hacen que sus desechos se incrementen, sin que esto repercuta positivamente en las finanzas ni de las empresas ni de los ciudadanos, como son los casos de Trinidad y Tobago, con 14.4 kilogramos por persona al día, Antigua y Barbuda (5.5 kilos) Sri Lanka (5.10 kilos) y Barbados (4.75 kilos).
No obstante, también hay países que suelen ocupar los primeros lugares en educación y también en generación de desechos. La diferencia está en qué se hace con ellos. Por ejemplo, Nueva Zelanda, con 3.68 kilos, Irlanda con 3.58 y Suiza, con 2.8 kilogramos.
Ante estos hechos, la oportunidad de ocupar la basura como un sector de impacto en la economía de los países ha permitido el cuidado medioambiental y, al mismo tiempo, que se vea a los desechos como un nuevo mercado de acción en la que todos participan porque hay beneficios materiales e intangibles, que les dan otra visión ante la sociedad.
Desde otro ángulo, el reciclaje de plásticos no ha alcanzado todo su potencial, así al menos lo manifiesta el reporte elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que menciona como posibles causas: la falta de incentivos que fomenten esta práctica, las bajas tasas de recuperación de residuos y la mala calidad del plástico reciclado.
Es entonces cuando nos sorprendemos por las acciones emprendidas en países europeos, que contribuyen a la riqueza de sus países, inclusive a través de los residuos.
SUIZA
Se reutiliza el 96% de todos los materiales que se pueden reciclar, lo que equivale al 51% de sus residuos totales.
De acuerdo con la Oficina Federal de Medio Ambiente (OFMA), Suiza recicla 96% de vidrio, 91% de latas de aluminio y el 83% de plásticos. Sin embargo, el reciclaje no es gratis.
La basura es recolectada –a excepción de los materiales peligrosos- si se encuentra en bolsas grises con un precio de un euro. Las bolsas vienen en tres presentaciones: 17, 35 y 65 litros.
Además, manejan incentivos económicos por reciclar, lo que lleva a supermercados y gasolineras a contar con centros de acopio. Existen multas que van desde los 40 hasta los 300 francos suizos (entre $700 y $5,000 pesos) para los ciudadanos que no depositen los residuos en los lugares correctos.
En varias ciudades las tasas de reciclaje están controladas por tarjetas magnéticas. Cada persona registra la cantidad de residuos que deposita, ya que éstos se pesan al colocarlos en el contenedor, lo cual asegura la imparcialidad, puesto que se contabiliza el material reciclado con la tarjeta y se paga exactamente por la cantidad.
DINAMARCA
Es uno de los países que genera más residuos per cápita, con 777 kilogramos.
No es sorprendente que el país que más residuos quema sea también el que genera más desechos que cualquier otro. Sin embargo, la quema de residuos es una forma ineficiente para generar energía, por lo que trabajan en la generación de nuevas tecnologías.
La incineración es uno de los principales obstáculos de Dinamarca para convertirse en un país carbono-neutral. Por otra parte, la legislación de la UE establece que, a partir de 2020 todos los nuevos edificios tendrán que ser carbono-neutrales, reduciendo radicalmente el consumo de energía.
Algunas de las medidas previstas en el plan consisten en la sustitución de la incineración por la recogida selectiva de residuos orgánicos, con el objetivo de producir biogás y composta; el reciclaje de plástico y papel; y destinar a vertederos especiales materiales tóxicos. En suma, tiene como objetivo reducir los residuos destinados a incineración en 820,000 toneladas para el año 2022.
Mientras tanto, sistemas como Flaskepant, permiten obtener un beneficio económico del reciclaje, ya que cuando se compra, por ejemplo, un envase de refresco, automáticamente se deja entre 1 y 3 coronas ($6 pesos en depósito). Si se desea recuperar el dinero, se tiene que devolver el envase.
ALEMANIA
El reciclaje en Alemania alcanza el 70 %, a pesar de lo complejo de su sistema de reciclado, el cual ha requerido de la cooperación del gobierno, la industria y los ciudadanos.
El proceso de reciclaje empieza desde la fabricación de los productos, los cuales deben tomar en cuenta estos tres componentes: la evitación de desechos, recuperación de residuos y la eliminación ambientalmente compatible.
El reciclaje en Alemania inició en 1991, cuando se aprobó el Decreto de Envases, que obliga a todos los fabricantes a recoger y reciclar o reutilizar los envases después de que es consumido su producto.
Después de depositar los artículos en los distintos tipos de contendores, se envían a una planta de selección, donde las partes reciclables son separadas. La mayoría de los elementos se destinan a una instalación de reciclaje, planta de tratamiento, o ambos.
Como en otros países europeos, Alemania también cuenta con un retorno económico para sus ciudadanos que reciclan los envases. Es uno de los 40 países en los que se aplica un sistema de esta naturaleza.
El sistema Pfand (depósito en alemán) inició en el 2003, y aún continúa funcionando, ya que, además, es fácil de utilizar: Los establecimientos en los que se venden bebidas aplican un suplemento de entre 8 y 15 céntimos en los envases reutilizables y de 25 céntimos en el caso de los de un solo uso.
Finalmente, el reciclaje en Alemania tendrá una revisión en el 2020, ya que esperan encontrar una manera de reutilizar todos los desechos, hasta alcanzar la tasa cero residuos, con el fin de eliminar la necesidad de los vertederos por completo.
*Con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)

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