Este es un espacio que le falta a México, un salón de la fama para nuestros inventores. Cuando los tengamos, claro. Por lo pronto, hay que visitar, si no el espacio físico, sí el extraordinario espacio virtual, un Olimpo de los Inventores, que ayuda a nuestros vecinos a fomentar la creatividad y el ingenio de los jóvenes y las nuevas generaciones que aspiran a ser inventores o emprendedores en un país que fomenta y enaltece y le da su lugar a los inventores y a los emprendedores.
Ahí se cultiva la curiosidad desde las edades más tempranas hasta las más tardías; para ellos todas las mentes son inquietas y despiertas. Sus actividades impactan a más de 2.5 millones de niños, estudiantes, educadores e innovadores en todo el país.
Sus pestañas, en la dirección citada, incluyen Programas (Programs); Educadores (Educators); Museo (Museum); Incorporados al Salón de la Fama (o Inductees); Eventos (Events); Competencias (Competitions).
Te puede interesar: Evonik, liderando más allá de la química
El Museo y su tienda, ubicado en 600 Dulany St, Alexandria, Virginia 22314, en el campus de las Oficinas de Patentes de Estados Unidos (United States Patent and Trademark Office Campus, Madison Building), se encuentra momentáneamente cerrado por la pandemia, pero cuenta con millares de visitas diarias en el entorno digital, gente curiosa que busca inspirarse a partir de los logros de más de 600 inventores de la Unión Americana.
Ahí se exhiben los grandes íconos de la invención, como Thomas Alva Edison, quien presentó más de 1,000 patentes, incluida la bombilla eléctrica; los hermanos Wright, quienes pilotearon con éxito el primer avión propulsado; la brillante Stephanie Kwolek, quien inventó la fibra de kevlar que permitió fabricar los chalecos a prueba de balas que usan los oficiales de policía y el personal militar de todo el mundo; Leo Hendrik Baekeland, representando también a los plásticos, quién fue el creador de la bakelita, y George Washington Carver, quien desarrolló métodos de rotación de cultivos para conservar los nutrientes en el suelo y descubrió cientos de nuevos usos para cultivos como el cacahuate y la papa. (Escriba en la sección de búsqueda: https://www.invent.org/inductees/search la palabra Plastics y se llevará una sorpresa).
Buen número de los inventores de los plásticos están inscritos en estos hexágonos donde sellan sus nombres. La sala principal exhibe una galería de retratos digitales de los homenajeados, acompañados de quioscos interactivos, con los inventos que le han dado grandeza a ese país, y un auditorio.
La lista en orden alfabético es algo para no perdérsela (https://www.invent.org/NIHF-hall-of-fame-inductees-list-alphabetical).
El National Inventors Hall of Fame (NIHF), o Salón de la Fama de los Inventores Nacionales, es una organización estadounidense sin fines de lucro que reconoce a los ingenieros e inventores individuales que poseen una patente estadounidense de tecnología altamente significativa.
La institución fue fundada en 1973, con la misión de «honrar a las personas responsables de los grandes avances tecnológicos que hacen posible el progreso humano, social y económico». Además del Salón de la Fama y el museo en Alexandria, Virginia, cuenta con una antigua escuela secundaria en Akron, Ohio, y patrocina programas educativos, además de una competencia universitaria y diversos proyectos específicos en todo Estados Unidos para avivar la creatividad entre los estudiantes.
A partir de 2020, se han incorporado 603 inventores, en su mayoría personas históricas de los últimos tres siglos, pero incluye a unos 100 miembros vivos. De entre las nominaciones aceptadas de todas las fuentes, un comité de la NIHF elige cada año, en febrero, a los nuevos integrantes. Los nominados deben tener una patente estadounidense que signifique una contribución palpable al bienestar de los Estados Unidos.