RECICLAJE QUÍMICO: LA OTRA OPCIÓN
El reciclaje químico proporciona una forma innovadora de reutilizar los residuos plásticos que actualmente no se reciclan, como los plásticos mezclados o sin limpiar. Dependiendo de la región, estos residuos generalmente se envían al vertedero o se incineran para la recuperación de energía. Utilizando procesos termoquímicos, estos plásticos se pueden utilizar para producir monómeros o nuevas materias primas, reemplazando parcialmente los recursos fósiles.
Eastman, líder en la industria química, se convirtió, a principios de 2019, en miembro de la red EMF’s Circular Economy. Con esta integración, el Grupo dio un paso hacia adelante en torno a la economía circular, al iniciar con la operación comercial de una innovadora tecnología química de reciclaje, que contribuirá en la solución al problema de residuos plásticos.
La nueva tecnología de renovación de carbono de Eastman descompone los residuos plásticos: de diversas fuentes, de un solo uso, textiles y tapiz, y que los métodos mecánicos tradicionales no pueden procesar, en elementos moleculares básicos, como carbón, oxígeno e hidrógeno. De esta manera, recicla desechos plásticos contaminantes que, por lo general, terminan en basureros o son incinerados.
La compañía estima que, para 2020, se habrán aprovechado hasta 50 millones de libras de residuos plásticos para las operaciones de tecnología de renovación de carbono, por lo que, actualmente, trabaja en el desarrollo de nuevos proyectos que contribuyan a aumentar de manera significativa esa cantidad.
Como refiere Mark Costa, presidente del consejo y CEO de Eastman, cerrar el ciclo de los residuos plásticos es un problema complejo, que se debe resolver con las personas correctas, tecnologías de clase mundial e integración vertical. “Nosotros revolucionaremos el reciclaje a nivel molecular”, sentenció categórico.
La tecnología de renovación de carbono es operada en Kingsport, Estados Unidos, sede mundial de la empresa. Cabe mencionar que en su planta de manufactura, Eastman modificó la parte frontal del proceso de producción de acetilos y celulósicos, para aceptar residuos plásticos, con lo que reduce la cantidad de materia prima fósil requerida y disminuye la huella de carbono, derivada del uso de este tipo de recursos.
“Durante el nuevo proceso, los residuos plásticos se pueden reciclar un número infinito de veces sin perder su calidad, dado que son descompuestos a nivel molecular y usados como elementos para fabricar otros nuevos productos, que van desde textiles y cosméticos hasta artículos para el cuidado personal y oftálmico, de modo que los materiales reciclados tendrán más usos finales posibles”.
En alianza con Circular Polymers, una compañía que recupera los residuos de productos post consumo para reciclarlos, y CARE, una organización sin fines de lucro, creada en 2002, para apoyar y facilitar soluciones al mercado que mantengan a las alfombras fuera de los basureros, se colectarán y reciclarán alfombras de Poliéster, inicialmente, mediante la separación de la fibra PET.
Estos materiales serán trasladados por vía férrea a la planta de Eastman y utilizados para crear nuevos productos para el mercado, con los que la compañía asegura tener una fuente constante de materia prima para aplicar la tecnología de renovación de carbono.
Por otro lado, la alemana BASF está abriendo nuevos caminos en el reciclaje de residuos plásticos con su proyecto ChemCycling. Las materias primas recicladas resultantes pueden utilizarse como insumos en la producción de la empresa.
BASF es uno de los pioneros mundiales en la industria. «Un uso responsable de los plásticos es crucial para resolver el problema de los residuos en el mundo. Esto se aplica tanto a las empresas como a las instituciones y a los consumidores. Con el reciclaje químico queremos hacer una contribución significativa en la reducción de la cantidad de residuos plásticos«, dijo el Dr. Martin Bruderm-ller, presidente de la Junta Directiva y Director de Tecnología de BASF.
«Con nuestro proyecto ChemCycling, están utilizando los residuos plásticos como recurso. De esta manera, creamos valor para el medio ambiente, la sociedad y la economía. Hemos unido fuerzas con socios a lo largo de la cadena de valor para establecer un modelo circular de trabajo«, dijo Bruderm-ller. BASF está colaborando estrechamente con sus clientes y socios, que van desde empresas de gestión de residuos hasta proveedores de tecnología y productores de envases, para construir una cadena de valor circular.
Esta empresa ya está desarrollando productos piloto, incluyendo envases para queso, componentes de refrigeradores y paneles de aislamiento de diversas industrias. Se trata de la fabricación de productos que cumplen con los altos estándares de calidad e higiene que demanda el envasado de alimentos; y esto es posible porque los productos ChemCycling tienen exactamente las mismas propiedades que los productos hechos de recursos fósiles.
El jefe del proyecto ChemCycling de BASF, Stefan Gracia, ve un gran potencial: «Esta nueva forma de reciclar ofrece oportunidades de modelos de negocio innovadores para nosotros y nuestros clientes, que ya valoran mucho los productos y envases hechos de materiales reciclados, pero que no pueden o no quieren hacer ningún compromiso cuando se trata de calidad«. Como siguiente paso, BASF planea comercializar los primeros productos del proyecto ChemCycling.
REDISEÑAR LA ECONOMÍA DEL PLÁSTICO
Está comprobado que el reciclaje es un proceso ambiental y económicamente virtuoso. No obstante, existen diversos factores que frenan su expansión en cada etapa del ciclo de vida de un producto: en el diseño, durante los procedimientos de gestión de residuos y en la forma en que se utilizan los productos reciclados.
Un sector del reciclaje sostenible sólo puede surgir si están alineados todos los actores en el ecosistema, en cada etapa del ciclo de vida del producto. O, al menos, pueden ejercer una influencia significativa. Esto involucra tanto a los transformadores que producen productos plásticos, como a las empresas petroquímicas que producen resinas, minoristas, consumidores, administradores de residuos, autoridades municipales, gobiernos, reguladores y ONGs.
Los productos sólo se pueden reciclar en condiciones económicamente aceptables si el reciclaje está integrado en su diseño. Por ejemplo, el reciclaje se vuelve mucho más complejo cuando se trata de productos que utilizan plásticos multicapa. El uso de plásticos de una sola capa facilita el reciclaje, así como etiquetas fácilmente removibles o con menos impresión de tintas en los acabados finales.
Además, ciertos polímeros teóricamente reciclables no se reciclan en la práctica porque aparecen en cantidades insuficientes en los flujos de residuos. Esto muestra cómo se promueve el reciclaje cuando los fabricantes utilizan polímeros que ya están en uso generalizado en el mercado y para los que existen sistemas de reciclaje preestablecidos.
También es en esta fase cuando se considera incluir, o no, plástico reciclado en un producto. Las resinas recicladas a menudo se ven obstaculizadas por problemas de olor o color. Esto significa que es difícil ofrecer una alternativa que sea exactamente equivalente a las resinas vírgenes. Por lo tanto, es importante incluir estas limitaciones durante las fases de desarrollo de productos dirigidas por los equipos de marketing operacionales responsables de los ciclos de vida de estos productos. Del mismo modo, los fabricantes de plástico que deben incluir resinas recicladas en los productos también tienen que hacer frente a los desafíos técnicos que implica aumentar la cantidad de material reciclado en los productos.
El reto de las marcas, y de los transformadores, se relaciona directamente con el diseño de los productos. En el caso de los envases, considerar, por ejemplo, los costos de producción, pero también su aspecto, la resistencia, la información que la compañía busca comunicar al consumidor, la configuración, el contenido y, entre otras cosas, las estrategias para reintegrar estos productos cuando se conviertan en residuos.