LA INDUSTRIA SE AJUSTA AL MERCADO
Antes de la pandemia de COVID-19, el plástico era el tema de moda, asegura Álvaro Hernández, presidente de Inboplast. Se decía que las bolsas de plástico eran malas…, y estas declaraciones, indica, se propagaban sin bases técnicas ni científicas y sin un análisis de ciclo de vida.
De acuerdo con el directivo, la gente de algunos lugares se rehusaba a utilizar estos productos porque hacerlo sería mal visto dentro de determinado grupo social o porque políticamente generaba impopularidad.
“Sólo las empresas que fabricaban otro tipo de envase o embalaje fueron compensando la caída de las ventas de las bolsas de acarreo. Las demás no tuvieron los recursos para soportar el negocio. Conocí varias que cerraron sus puertas, pusieron sus equipos en subasta y se fueron”.
Asimismo, destacó que en algunos lugares donde hubo regulaciones y no prohibiciones, la población entendió la diferencia entre una cosa y otra, y los mismos usuarios reconocieron la importancia de las bolsas de plástico como un medio de transporte de mercancía y de contención de residuos.
No obstante, informó que las pequeñas fábricas de ese tipo de películas se vieron afectadas, al grado de cerrar operaciones, mientras que las empresas constituidas mermaron sus ventas, ya que algunas compañías se mudaban de un estado con prohibiciones a otro donde la ley no aplicaba para compensar la comercialización.
Hasta que la pandemia llegó a México, ese era el panorama, y en ese contexto, recalca: “…ante el COVID-19, el plástico es básico e indispensable. En sus aplicaciones para la industria de Envases y Embalajes es hermético, rápido de utilizar, práctico, económico…, y las bolsas de plástico, guantes, cubrebocas…, contienen toda esta situación”.
Sobre este punto, hizo énfasis en estados o ciudades como Boston, Nueva York, Maine, Massachusetts…, y países europeos, cuyos gobiernos detuvieron las iniciativas en contra del plástico para mitigar la propagación del COVID-19.
“Los lugares de comida y el mismo consumidor requieren de los desechables, porque garantizan inocuidad en los alimentos, además de que, al no ser productos reutilizados, evitan el riesgo de contagio por coronavirus”.
También mencionó que en aplicaciones médicas el plástico protege a las personas que trabajan en los hospitales. Con el PET (Polietilén Tereftalato), por ejemplo, se improvisan caretas y con las bolsas de acarreo y de basura se contienen los residuos, además de que, por sus propiedades, son útiles en cosas para las que no fueron creadas.
“Esta situación pandémica destapó algo: muchos de los envases para la industria de Alimentos se importan, se traen de China o de cualquier otro país y ahora que se cierran fronteras hay faltantes; dejamos libres esos nichos de mercado a la importación, y ahora hay clientes que requieren de siete, ocho o nueve capas con ciertas particularidades y no encuentran capacidad en México. Lo mismo ocurre con los equipos; esta es la oportunidad de fortalecernos”.
