La basura electrónica se ha convertido en uno de los principales riesgos para el medio ambiente, debido a su baja capacidad de degradación. Para hacer frente a este desafío, el Argonne National Laboratory desarrolló una tecnología que permite crear plásticos reciclables y luminiscentes.
El problema de la chatarra electrónica
Desde la pantalla de navegación de un automóvil hasta la pantalla de computadoras y otros dispositivos electrónicos, los plásticos luminiscentes son uno de los productos tecnológicos más utilizados en la vida cotidiana. Desafortunadamente, el reciclaje de estos desechos electrónicos es complejo y a menudo costoso e ineficiente desde el punto de vista energético.
De acuerdo con cifras del Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, cada año se generan hasta 50 millones de toneladas de desechos electrónicos.
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Recientemente, sin embargo, un equipo de investigadores del Argonne National Laboratory de Estados Unidos logró crear plásticos luminiscentes biodegradables y reciclables, lo que podría significar un gran avance en la circularidad de estos componentes.
Una nueva tecnología luminiscente y biodegradable
El equipo desarrolló una estrategia para diseñar polímeros luminiscentes con altas eficiencias de emisión de luz desde el principio que sean biodegradables y reciclables.
Para lograrlo, incorporaron una sustancia química llamada éster terc-butílico en los polímeros luminiscentes que puede descomponerse cuando se expone al calor o a un ácido suave. Este compuesto químico no solo facilita el reciclaje del material, sino que también preserva su alta capacidad de emisión luminosa.
El equipo de investigación también evaluó la eficiencia cuántica externa del material con un dispositivo especializado, obteniendo un sorprendente 15.1% en electroluminiscencia, lo que representa una mejora diez veces mayor en comparación con los polímeros luminiscentes degradables convencionales.
Al final de su ciclo de vida, los plásticos luminiscentes pueden descomponerse bajo condiciones ácidas suaves (similar al pH del estómago) o mediante un tratamiento térmico moderado (> 410°F). Los materiales resultantes pueden aislarse y reutilizarse en la creación de nuevos productos para futuras aplicaciones.
