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China tiene un pie firme en el futuro con sus autos eléctricos

Hay que mirar el futuro con los lentes de los chinos. Realmente se están dando condiciones que, más allá de la resolución de los problemas sanitarios que ahora abruman a todo el planeta, nos van a enfrentar con el liderazgo de los países del lejano oriente y en particular de China. Así que desempolve sus cassetes, o CDs de “¡Aprenda chino en tres semanas!” y póngase a darle. Por lo pronto, los autos eléctricos chinos van a ser su avanzada.

No lo dude, China se convertirá en la primera potencia mundial, y hay quien adelanta que será hacia 2025, con todo y el conflicto del COVID-19, aunque los más escépticos no dudan que lo sea, pero no tan pronto, y más o menos, calculan que será allá, por el año 2050.

Entre tanto, hoy se habla al tú por tú con las potencias occidentales. De hecho, mantiene una guerra comercial con los estadounidenses, debido a los aranceles, y se defiende de las insidias, como la reciente crisis del COVID-19. Lejos de retraer a las autoridades chinas, estos acontecimientos han propulsado su determinación.

Industria del Plástico, un aliado estratégico para el sector automotriz

China resulta desconcertante; su potencia, eficaz durante más de 800 años, hasta la Primera Guerra del Opio, estuvo presente en la mente de todos. Luego, a partir de 1949 con la proclamación de la República Popular, se distanció de occidente hasta que su dirigente, Mao Zedong (o Mao Tse Tung) murió en 1976.

A partir de esa fecha, y con mucha cautela, China se ha ido integrando al mundo. Deng Xiaoping, quien asumió el liderazgo, promovió algunas reformas económicas y abrió el país a los mercados internacionales. De paso, alentó a muchos estudiantes chinos a que se fueran a estudiar al extranjero. De acuerdo con el Ministerio de Educación, en 2018 salieron 662,100 chinos a instruirse en distintas universidades e institutos. Desde que China impulsó sus reformas económicas, 5.86 millones de sus ciudadanos se formaron en el extranjero y 3.65 millones regresaron con sus respectivos títulos.

 

El empeño de China

Hoy mismo esa legión de graduados no cesa de crecer; según The Economist Intelligence Unit, China predominará en sectores como los de la inteligencia artificial, la robótica o las telecomunicaciones y encabezará el número de egresados en estudios STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

Un ejemplo de su apego por el futuro es la firma Huawei, la cual, a pesar de las broncas con Estados Unidos, sigue empecinada por la 5G.

Las reformas están devolviendo al mercado, y sin raspones ni confrontaciones, un mayor control de la actividad de las finanzas y de la industria, lo que hace que las empresas privadas crezcan y funcionen, a pesar de las aparentes contradicciones con las posturas oficiales.

Con su nuevo modelo de país: «Made in China 2025», lanzado hace un lustro, en 2015, el país asiático se ha fijado la meta de convertirse en la principal potencia económica del mundo y ya no ser la fábrica más económica del planeta, por sus ventajas comparativas o competitivas, sino un potente transformador industrial, consciente de que su liderazgo será soportado con la supremacía tecnológica.

Ya lo hemos constatado en la Industria del Plástico (https://www.chinaplasonline.com/CPS21/idx/esp), por ejemplo, y en la industria Automotriz, donde la revista DirectIndustry (medio que además del sector automotriz analiza la industria china desde la aeronáutica, la energía y la logística) evaluó la competencia y su potencial comercial.

Autos eléctricos
Estudios aseguran que China encabezará el número de egresados en estudios STEM.

Según el estudio, la estrategia automotriz de China vive una paradoja, ya que desde 2010, ha sido el principal fabricante de automóviles del mundo, pero la mayoría de sus vehículos son fabricados por marcas extranjeras (de los 25.7 millones de vehículos fabricados en 2019, el 61% corresponde a esos modelos extranjeros, y con los vehículos de la gama alta el porcentaje es aún mayor.

Por eso ha decidido darle un vuelco a la estrategia y concentrarse en los vehículos eléctricos. De hecho, intenta desarrollar desde cero una industria Automotriz completa, que incluya infraestructura, baterías y vehículos.

Hoy, Pekín, o Beijing, busca hacer algo diferente con los vehículos eléctricos, que se han convertido en una prioridad para China (que, por cierto, es el principal importador de petróleo del mundo). Aquí, en los eléctricos, quieren ser pioneros.

Por eso el gobierno, para estimular la innovación tecnológica, eliminó la obligación de los fabricantes extranjeros, en 2018, de unir fuerzas con los socios mayoritarios chinos. La medida entrará en vigor en 2022 para vehículos con motor de combustión interna, pero ya estará en vigor para vehículos eléctricos.

Los toques y retoques de los autos eléctricos

Con esta medida, la competencia extranjera se ha acelerado. Tesla entregó sus primeros automóviles a fines de 2019 y el grupo apunta a una producción de 500,000 vehículos por año. Por su lado, Volkswagen se convirtió en el accionista mayoritario de JAC (Jianghuai Automotive Co), y planea fabricar el 53% de su producción total de vehículos eléctricos entre 2020 y 2028.

A los fabricantes chinos no les queda otra que participar en la competencia. De ahí que, en el verano de 2020, los tres fabricantes controlados por el gobierno (FAW, Dongfeng Motor y Changan Auto) integraron una empresa de tecnología. Lo que ha presionado a su vez a los principales fabricantes regionales, como BAIC (Beijing Auto) y SAIC (Shanghai Auto), el segundo y tercer mayor fabricante de vehículos eléctricos de China, respectivamente.

Las autoridades chinas también han decidido fomentar las iniciativas privadas nacionales, mientras que, hasta hace muy poco, favorecían sobre todo a las empresas públicas. Como resultado, ahora hay una proliferación de nuevas empresas chinas especializadas en autos eléctricos.

Autos eléctricos China
BAIC, uno de los fabricantes de vehículos eléctricos de China más importantes.

Y algunas tienen ambiciones colosales, como China Evergrande New Energy Vehicles Group, fruto de la adquisición del fabricante de automóviles sueco NEVS, en 2019, por parte del gigante inmobiliario chino Evergrande, quien calcula producir un millón de vehículos al año y tiene una línea de producción completa, que incluye desde baterías hasta automóviles.

Algunos gobiernos locales también están apoyando financieramente a los fabricantes más prometedores. La capital de Anhui, por ejemplo, proporcionó capital y acceso a préstamos bancarios al fabricante NIO, un verdadero campeón de la innovación que estaba al borde de la bancarrota.

NIO fabricaba automóviles de alta gama, pero también se ubicaba en la vanguardia del desarrollo de la tecnología de intercambio de baterías, una alternativa más rápida a la recarga de una unidad fija. Las baterías también son una parte estratégica de la estrategia nacional. Este es otro ámbito en el que se fomenta a la iniciativa privada.

Hay dos empresas privadas que se han puesto las pilas y que han subido a lo más alto del ranking mundial. De hecho, se esfuerzan por mantenerse ahí con sus avances tecnológicos:

  • CATL (Contemporary Amperex Technology Ltd), gracias a los acuerdos con los principales fabricantes chinos y extranjeros. Pero sus ambiciones son globales, ya que planea construir una fábrica en Alemania. En 2020 la firma lanzó su concepto CTP (Cell-to-Pack), que cuenta con una nueva arquitectura para aumentar la densidad energética de las baterías, lo que persuadió a Mercedes-Benz, entre otras armadoras europeas.
  • Por su parte, BYD (el fabricante del primer vehículo eléctrico chino en 2010), y que ha eslabonado toda la cadena de producción, desde la extracción de litio hasta los automóviles. En 2020, inició la producción de sus “Blade Batteries”, con un nivel de seguridad sin precedentes.

Por último, el desarrollo de vehículos eléctricos requiere el desarrollo de una robusta infraestructura de apoyo. Para lograrlo, las autoridades chinas han movilizado a los dos distribuidores nacionales de electricidad, SGCC (State Grid Corp. de China) y CSG (China Southern Power Grid), quienes entretejen una red nacional de estaciones de carga para vehículos eléctricos y planean desplegar cerca de 900,000 estaciones de servicio para 2025, además de las que ya han sido instaladas por los fabricantes de automóviles.

La estrategia de vehículos eléctricos de China está en pleno arranque, pero ya apunta al hidrógeno y a los FCV (vehículos de celda o célula de combustible). Todos los ensambles están bien aceitados para que China se monte en su bólido y quede entre los primeros en esta nueva etapa de la historia del automóvil.

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