Los cultivos agrícolas son presa de diversas plagas, lo cual puede redundar en pérdidas significativas, además de disminuir la seguridad en los alimentos. Asimismo, las enfermedades transfronterizas de las plantas se incrementaron drásticamente en los últimos años, según indica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Entre las plagas más comunes en México se encuentra el pulgón, mosquita blanca, picudo, araña roja, gallina ciega, moscas de la fruta y minadores de hoja. Los efectos de éstas, además de dañar a la planta, pueden ir más allá, ya que muchas transmiten virus y bacterias que perjudican la salud humana.
Para combatirlas existen compuestos sintéticos con alto grado de eficacia, pero que no pueden garantizar una cosecha sana, libre de sustancias que finalmente perjudican al ser humano.
En la búsqueda de una alternativa natural frente a los plaguicidas sintéticos se encontró que muchas plantas contienen sustancias que actúan como repelentes de insectos o, incluso, como insecticidas. Así, estas sustancias conocidas como aceites esenciales se utilizan como sustituto.
Los componentes de los aceites esenciales por su naturaleza son volátiles y su tiempo de vida es corto; al diluirse para uso comercial tienen una duración de tres a seis meses, siempre que se encuentren cerrados herméticamente en un lugar oscuro y fresco.
El problema de su empleo es su volatilidad, es necesario realizar aplicaciones cada tres o siete días según la gravedad del caso.
La propuesta de encapsular los aceites esenciales para darles mayor vida útil surge de su uso industrial. En la actualidad, existe una amplia oferta de microencapsulados de diversos aceites. M. Bakry y cols. se dieron a la tarea de elaborar una lista de los diferentes tipos, así como de los beneficios derivados de esta presentación, donde resalta la disminución en la volatilidad de los principios activos.
El Centro de Investigación en Química Aplicada consigue la preparación de nanopartículas poliméricas con diámetros menores que 30 nm, cargadas con aceites esenciales. Estas presentarían ventajas potenciales sobre las microcápsulas ya existentes, tales como tener un mejor control sobre la liberación de la esencia, mayor área para anclaje en el sustrato y una mejor distribución en el mismo.
El respaldo de esta investigación está bajo una solicitud de patente, en la cual se protege el método de preparación de las cargadas con más de 25% del ingrediente activo y diámetros promedio menores que 30 nm. Entre los compuestos se incluyen los de lavanda, jazmín, citronella, naranja, coco, vainilla, romero, clavo, canela y menta. El método que desarrolla CIQA permite obtener un látex con nanopartículas cargadas con aceite y dispersas en un medio acuoso. Este producto se puede rociar directamente.
La propuesta es una opción para el sector agrícola, que utiliza sustancias naturales y pretende cultivos óptimos, sin efectos nocivos en el ambiente ni en los seres humanos. Además, la frecuencia de aplicación durante el ciclo agrícola disminuirá.