El metaverso (un término creado por el escritor Neal Stephenson para su novela de ciencia ficción de 1992 “Snow crash”) es la tendencia tecnológica de 2022 más importante. En grandes términos, se trata de un mundo gemelo digital en donde cosas como asistir a un concierto virtual, hacer un viaje sin escalas a través de internet o adquirir y probarse ropa digital serán más que posibles.
De acuerdo con estimaciones de la consultora Constellation Research, la industria mundial del metaverso generará un negocio de 21 mil millones de dólares en los próximos ocho años, con crecimientos anuales de entre el 30 y el 50% hasta 2026. Y según el periódico El Economista (el de España), “en el horizonte de los próximos cuatro años, ese sector espera mover más de 5 mil 351 millones de dólares, con especial impacto en industrias como los videojuegos, comunicaciones, ocio, desarrolladores de software y aplicaciones, comercio electrónico, redes sociales, turismo, inmobiliario y productividad empresarial, entre otros”.
Claro, en opinión de otros consultores menos optimistas, aún tomará de 10 a 15 años desarrollar productos interactivos para el metaverso, pero las apuestas para conseguirlo antes son altas.
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Los avances prometen
Tan es así que hay empresas como Hyundai, uno de los grandes gigantes industriales surcoreanos, famoso tanto por sus autos como por sus buques, que ha anunciado un enlace con Unity, los dueños del motor de videojuegos más utilizado del planeta, para construir una metafábrica. Es decir, una planta que solo existirá en el metaverso, en esa dimensión digital, pero que promete ahorrar millones de dólares a las del mundo real.
Es lo que se conoce como ‘sandbox’, un entorno virtual que sirve para hacer pruebas y experimentos para ver si funcionan correctamente o no antes de implementarlos en la fábrica real. Por ejemplo, permitiría a ingenieros anticipar problemas remotamente sin tener que desplazarse hasta la planta. Al mismo tiempo, podrán desarrollar y ofrecer a los clientes una plataforma que funcionará en tiempo real y modelada en tres dimensiones para que tengan acceso y probar ciertas cosas antes de decidir incorporarlas al vehículo o en la flota que vayan a adquirir.
A propósito, ¿sabía usted que la primera fábrica virtual la hizo BMW de la mano con NVIDIA? Por cuestión de enfoques o de mercadotecnia al concepto de metaverso ellos lo llaman omniverso. El CEO de la firma, Jensen Huang, confirmó hace unos meses que “…estamos trabajando con BMW para crear la fábrica del futuro”, una impresionante visión de lo que viene. Por cierto, hay una demostración que combina realidad y realidad virtual, robótica e Inteligencia Artificial (IA), para administrar una de las fábricas automotrices de BMW (ver video en https://la.blogs.nvidia.com/2021/07/15/nvidia-bmw-fabrica-del-futuro/).
De hecho, el metaverso también podría cambiar el home office en una pandemia como la reciente del coronavirus: “En lugar de ver a los colegas en una videollamada, los empleados podrían verse de forma virtual”. Hace poco Facebook sacó un software de reuniones para empresas llamado Horizon Workrooms para utilizarse con sus dispositivos de Oculus de realidad virtual. Lo malo es que su costo queda fuera del alcance de muchos.
Quiénes impulsan el metaverso
A pesar de que lo encabeza Facebook, hacer que funcione requerirá que las plataformas rivales de tecnología (como Microsoft y otras) se pongan de acuerdo sobre una serie de estándares. El propio Zuckerberg admite que “ninguna empresa” construirá el metaverso por sí sola.
Por lo pronto, se habla de dos principios clave para que el metaverso pueda funcionar, la apertura y la interconectividad o interoperabilidad. En el metaverso (no hay un control para la TV, otro para el sonido y uno más para el DVD…) habrá un solo control que permitirá la comunicación entre todos. O sea, todo, absolutamente todo estará interconectado, y “lo que compremos dentro del metaverso lo podremos utilizar afuera también”.
Para modelarlo, se sabe que las firmas de tecnología contratarán a miles de ingenieros. En ese sentido, las empresas de videojuegos ya se frotan las manos y presentan sus planes de largo plazo sobre lo que algunos consideran la próxima gran innovación en internet.
Los críticos se preguntan si Facebook está proponiendo este desafío tecnológico para distraer la atención de las crisis por las que pasa la compañía (hay investigaciones antimonopolio, declaraciones de antiguos empleados y preocupaciones sobre su gestión de la desinformación). Además, muchos desconfían de dar un paso hacia un nuevo mundo en internet asociado a un gigante de los medios sociales que podría acceder a aún más datos personales y que ha sido acusado de no detener el contenido tóxico.