Desde el punto de vista medioambiental y socioeconómico, la mejor respuesta al problema de cómo gestionar los residuos de plástico es el reciclado. En México, y en el mundo, ya existe una industria de reciclaje de plásticos, pero precisa consolidarse para aumentar su eficiencia y capacidad para atender las demandas emergentes que implican un mayor uso de plásticos reciclados.
El problema con el plástico no radica en cómo se utiliza, que generalmente es inofensivo, sino en la gestión al final de la vida útil de los productos hechos a partir de él. El punto es que, desde 1950, sólo el 9% del plástico empleado se ha reciclado adecuadamente y cerca de la mitad ha terminado en vertederos o tirado en la naturaleza.
Más del 90% de los plásticos se producen a partir de combustibles fósiles (petróleo o gas natural). Los polímeros se sintetizan en las grandes empresas petroquímicas como Dow Chemical, Braskem, BASF, Exxon-Mobil, Sinopec y Total, entre muchas otras.
El plástico se vende a los transformadores para moldear objetos, principalmente por inyección, extrusión, soplado o termoformado. Estos objetos se ensamblan o se venden directamente por las empresas usuarias o por los dueños de marcas a través de una amplia gama de circuitos comerciales.
Los productos de plástico de corta vida útil –envases, bolsas, vajillas desechables, popotes–, después de su uso se convierten en residuos que siguen, más adelante, varias rutas de procesamiento. En el peor de los casos, llegarán al fin de su vida amontonándose en la naturaleza y luego, flotando en el océano. Como otro destino, también pueden enviarse a un vertedero regulado, incinerarse o reciclarse.
EL TALÓN DE AQUILES: GESTIÓN DE RESIDUOS
La gestión de residuos es extremadamente variable de un país a otro. Hay cuatro grandes grupos de países:
- Economías desarrolladas con regulaciones que fomentan el reciclaje
- Economías desarrolladas que no tienen incentivos para reciclaje
- Economías en desarrollo con gran infraestructura industrial
- Economías en desarrollo con poca actividad industrial
En el caso de las economías desarrolladas con regulaciones que fomentan el reciclaje tienden a ser economías maduras (país rico, crecimiento modesto) con una buena infraestructura tradicional de gestión de residuos (vertido, recuperación de energía) y costos laborales relativamente altos. Esto se aplica, por ejemplo, a Europa Occidental y Japón.
Las regulaciones para fomentar el reciclaje vienen en una gran variedad de formas. Es bastante común crear organizaciones para supervisar el reciclaje. Estas organizaciones se utilizan para financiar algunos de los costos involucrados en la recolección y clasificación de residuos plásticos. La financiación generalmente proviene de proveedores –productores y minoristas– o se recauda de los consumidores a través de impuestos verdes. Esto permite que las empresas relacionadas con la gestión al final de la vida útil de los residuos integren sus costos en los precios de los productos.
El reciclaje en estas situaciones se basa en una infraestructura significativa para clasificar y procesar residuos plásticos por tipo de polímero, capaz de producir plástico reciclado apto para su reutilización por los fabricantes. Estos países también utilizan medidas para aumentar el costo de las soluciones de transformación tradicionales, en forma de impuestos sobre los vertederos y la incineración. Los países de esta categoría pueden alcanzar tasas de reciclaje del orden del 30%.
Las economías desarrolladas sin incentivos poseen características similares a las del primer grupo, pero se centran en los métodos tradicionales de gestión de residuos: vertederos e incineración. Estos países están tipificados por Estados Unidos y Australia. El reciclaje sigue estando subdesarrollado y marginal en ausencia de regulaciones específicas para aumentar su competitividad en relación con otras formas de transformación. Menos del 10% de los residuos plásticos se reciclan localmente.
Las economías en desarrollo industrializadas se caracterizan generalmente por una infraestructura inadecuada de gestión de residuos, como es el caso de México. La recolección no es sistemática y una gran parte de los residuos domésticos e industriales siguen siendo vertidos en numerosos sitios clandestinos y no regulados. Las redes informales de recolectores tienden a estar bien desarrolladas y organizadas. El reciclaje se desarrolla principalmente en reacción al valor de los residuos, impulsado por la demanda industrial local y de exportación.
Este es el caso también de China, India y Brasil. La infraestructura para la clasificación está subdesarrollada y es reemplazada por redes informales. La infraestructura de procesamiento se desarrolla en función de los volúmenes de material disponibles. Los países de esta categoría pueden alcanzar tasas de reciclaje del orden del 20%.
Las economías en desarrollo con una industrialización limitada reciclan muy poco de su plástico, lógicamente, ya que los residuos valen menos en el mercado local. Una parte importante de los desechos termina en el océano, a menudo arrastrado al mar a través de vertederos informales y ríos.
La mayoría de los residuos se reciclan localmente, ya sea en el país productor o en un país cercano, pero también ha surgido una industria exportadora considerable en los últimos 30 años. Este mercado implica esencialmente flujos a China, donde el material tiene una gran demanda, desde las economías desarrolladas (tanto aquellas, con y sin regulaciones, como para incitar al reciclaje) y también de las economías en desarrollo de alto nivel de industrialización.
Este mercado de exportación de residuos aprovecha las bajas tasas de flete para los tramos de retorno en los transportistas de contenedores a granel después de haber descargado la carga de China en los puertos de Estados Unidos, Europa o México.
En 2017, Europa exportó más de 2 mil millones de toneladas de residuos plásticos a China. Este mercado se encuentra actualmente en un período transitorio, como resultado de una prohibición del gobierno chino a la importación de residuos post consumo que entró en vigor en enero de 2018. Pero han surgido nuevos mercados a través del Sudeste Asiático, aunque es probable que estos países también prohíban las importaciones. Estos cambios representan un gran desafío para los recicladores, ya que se refieren a volúmenes muy grandes. Sin embargo, el efecto a largo plazo de estas medidas es fomentar el reciclaje local en todos los países.